viernes, 22 de febrero de 2008

Higiene y limpieza de los dientes de los niños

Cómo limpiar los dientes de los niños
Según informa la Academia de Odontología General, los hábitos para el cuidado de la dentadura empiezan a desarrollarse cuando el bebé tiene cuatro meses; es decir, cuando deja la lactancia y empieza a tomar papillas y otras comidas. A esa edad es cuando al niño le nace el primer diente; el tipo de comida que se le dé puede afectar a su salud dental durante toda la vida. De hecho, se ha determinado que hay una correlación grande entre el consumo de bebidas azucaradas durante la infancia, y el consumo posterior de alimentos con gran contenido de azúcar.


No abusar del azúcar
El exceso de azúcar en la infancia puede producir dependencia en el adulto. "Los hábitos de nutrición del adulto se forman al terminar la lactancia; por eso es tan importante que el bebé desarrolle hábitos orientados a una buena salud dental", señala Heidi Hausauer, dentista y portavoz de la Academia de Odontología General. "Se sabe que el azúcar causa caries durante toda la vida; cuanto antes se acostumbre el bebé al azúcar, más probable será que, al llegar a adulto se sienta atraído por alimentos con exceso de azúcar". Los zumos de fruta, por ejemplo, tienen un alto contenido de azúcar y no deberían ser más de diez por ciento de la dieta del bebé. Sin embargo, un estudio británico muestra que el promedio de los niños ingleses sigue una dieta cuyo diecinueve por ciento son zumos de fruta. Los zumos de fruta pueden causar erosión del esmalte; nunca se debe dejar que el bebé se duerma con un biberón de zumo de fruta: los dientes recién salidos terminan bañados en una sustancia que produce caries en los dientes y que puede causar "caries del biberón". "Ninguna bebida, excepto el agua, debe tomarse continuamente a lo largo del día, ni servirse más que con la comida y nunca a la hora de acostarse", señala la doctora Hausauer. "Los niños a los que se suele administrar medicinas con exceso de azúcar a la hora de acostarse también corren el riesgo de formar caries". Dado el hecho de que las caries no son causadas por los azucares en forma directa, sino por los ácidos que se producen de alimentos azucarados por medio de bacterias presentes en la placa o sarro (el material blanco y pegajoso que se acumula en los dientes), el hábito de cepillar los dientes en forma regular y eficiente es una solución para ayudar a los niños susceptibles.


Cómo cepillar los dientes de los niños
Limpie los dientes de tus hijos por lo menos una vez al día. Lo mejor es limpiar los dientes justo antes de ponerlo a dormir. A los dos años, la mayoría de los dientes del niño han salido. Ahora los puede empezar a cepillar con una pequeña cantidad de pasta dental con fluoruro. Use una cantidad pequeña de pasta dental. El cepillado de los dientes debe hacerse dos veces al día, con una de las veces antes de dormir y después de la ultima toma del pecho. El niño puede cepillar los dientes por la mañana el solo, pero los padres deben cepillar los dientes por la noche. Al principio, muchos niños pequeños se resisten a esta rutina y necesitan que los padres restrinjan sus movimientos en forma gentil pero firme. Si es necesario, hay que distraer al niño diciéndole que cómo son hermosos sus dientes, que tenemos que limpiarlos para eliminar los "bichitos malos" (los gérmenes). Si el niño siente que la higiene dental no es una forma de castigo, sino una expresión de amor el ritual nocturno se acepta mas fácilmente con el tiempo. Aunque este método puede parecer extremo, es mucho menos traumático que el tener que llevar al niño al dentista para resolver problemas que se hubieran podido evitar.

Preguntas más frecuentes al dentista

El primer diente de leche del bebé
Sin duda, uno de los factores que los padres observan con mayor curiosidad en el crecimiento y desarrollo de sus hijos, son los relativos a la salida o erupción de los dientes. Significa una evidencia del crecimiento y un parámetro bien estudiado acerca de los cambios esperables en el niño.


¿Cuándo sale el primer diente de leche del bebé?
El primer diente de leche comienza su erupción aproximadamente sobre el sexto mes de vida del niño.
Normalmente es el incisivo central inferior.
Las madres conocen síntomas que comienzan a aparecer algo antes de la salida de estos dientes. Son el aumento del babeo y en ocasiones un conjunto de situaciones que producen irritabilidad y cambio de ánimo en el bebé.
Los pediatras no tienen ninguna evidencia científica de este problema, pero la realidad es que en muchas ocasiones llegan a referirse desde irritaciones en la zona del pañal hasta incluso aumento de la temperatura corporal en el bebé.


¿Cómo se pueden combatir las molestias en el niño?
Existen multitud de sistemas que procuran disminuir las molestias de la erupción en el bebé.
En las farmacias y centros especializados, podéis adquirir mordedores que pueden facilitar la erupción de los primeros dientes. Existen también algunos que contienen agua que una vez fría o incluso congelada, tienen el objetivo de disminuir la inflamación de la zona…
En general, cualquier utensilio u objeto que ayude a calmar a vuestro hijo será válido, siempre que no provoque un riesgo por su composición o posibilidad de ruptura y con ello la aspiración o deglución de los elementos que lo conformen.
Mención aparte merecen las cremas o soluciones que se ofertan para aplicar sobre las zonas de las encías de los niños. Debemos cuidar que estos productos no contengan sacarosa u otros azúcares que pueden influir aumentando el crecimiento bacteriano de los gérmenes de la cavidad oral. Además, pueden contener estas preparaciones antiinflamatorios, analgésicos, etc., lo cual motiva que deba consultarse previamente con el especialista para su aplicación.


¿Cuándo es normal que terminen de salir los dientes de leche?
Alrededor de los dos años y medio o tres, el niño debe haber terminado la salida de sus ¡¡¡20 dientes de leche!!!
Sin duda cada ser humano tiene su propia individualidad, y con ello puede haber variabilidad en estas cifras.
Como ocurre con las tablas de crecimiento o de peso, para la dentición también existen parámetros con las edades más comunes de salida o erupción de los dientes. Las variaciones en ellas no deben constituir un factor de preocupación familiar. Vuestro pediatra y odontopediatra os realizará el seguimiento adecuado de los valores individualizado a vuestros hijos.


Mi hijo tuvo muchos problemas con la salida de los dientes de leche. ¿Le pasará lo mismo con los permanentes?
No necesariamente. Los dientes permanentes no suelen presentar una sintomatología general cuando comienza su salida o erupción. Hay más problemas relacionados con factores locales, como inflamaciones, falta de espacio…
Una buena higiene dental y la consulta con el odontopediatra son obligados cuando comienza la salida de los dientes definitivos.


Me han dicho que a mi hijo le han salido las muelas de los seis años, pero no se le ha caído ninguna muela todavía. ¿Es normal?
Absolutamente normal. La muela de los seis años es la primera muela definitiva que sale, y lo hace en las zonas más posteriores de los maxilares, justo detrás de la última muela de leche. Por esta razón no es necesario que se caiga ninguna muela previamente.
Este hecho hace que muy a menudo pase desapercibida la salida de este importante molar, que nos debe acompañar desde los 6 años hasta el final de nuestros días.


A mi hija no se le han caído los dientes de leche y ya tiene los definitivos justo detrás y en muy mala posición: ¿qué debo hacer?.
Éste es un problema muy frecuente con el comienzo del recambio de los dientes.
Los dientes permanentes se sitúan en el hueso por detrás de los de leche, y suelen salir en esta posición.
La lengua con su potente musculatura, ayuda a la correcta reposición de los dientes a su lugar en muy poco tiempo.
Debes consultar con el odontopediatra para que valore la necesidad de proceder a la extracción de los dientes de leche para facilitar la reubicación de los permanentes. El especialista te aconsejará acerca del seguimiento del recambio de los dientes y pondrá los medios necesarios para prevenir alteraciones en la erupción de los demás dientes permanentes.

Orden de salida de los dientes de leche

El orden de salida de los dientes de leche de los bebés depende de cada niño
Cuando sale el primer diente de un bebé es un acontecimiento que jamás se olvida. Normalmente, suele aparecer alrededor de los seis meses de nacido y coincidir con los cambios en la alimentación. Pero hay que considerar algunas variaciones. Existen bebés que llegan a nacer con algún diente.
Cómo existen otros que tienen que esperar hasta los 12 meses para lucir algún dientecito. Hay que estar atentos. Se puede observar un pequeño bulto de color pálido en la encía, cuando el diente empieza a abrirse pase.


Orden de aparición de los dientes de leche
Dientes incisivos inferiores
Entre los 5 y los 12 meses.

Dientes incisivos superiores
Entre los 7 y los 10 meses.

Dientes laterales superiores e inferiores
Entre los 9 y los 12 meses

Primeros molares superiores e inferiores
Entre los 12 y los 18 meses.

Caninos superiores e inferiores
Entre los 18 y los 24 meses.

Segundos molares inferiores y superiores
Entre los 24 y los 30 meses.

Prevención contra las cáries en los niños

Qué se debe hacer para evitar las cáries
Es mejor prevenir que curar las caries. El tratamiento dental de caries es especialmente problemático si existe dolor de muelas anterior ya que requiere formas mucho más agresivas de restricción cómo las anestesias. El desarrollo de sentimientos negativos en cuanto a experiencias dentales tempranas que involucran dolor y restricción, pueden llevar a ansiedad a largo plazo siempre que se requiera cuidado dental.


¿Qué hacer para evitar las caries?
Algunos factores que pueden ayudar a prevenir caries son chequeos regulares por dentistas, una dieta baja en azúcar y dulces (incluyendo zumos de frutas), y buen ejemplo de los padres. No se olviden que los niños aprenden imitando a los mayores. Aparte del cepillado diario con pastas, el bebé debe tomar flúor tópico oral recomendado por su médico. Y si su bebé usa un chupete, nunca lo moje en miel u otro líquido dulce.


¿Qué hacer con las meriendas altas en azúcar?
Son las que mejor sabor tienen, pero que no son buenas para los dientes ni el cuerpo de nuestros hijos. Los dulces, bizcochos, galletas y otras comidas azucaradas les encantan a los niños pero pueden causar caries en los dientes. Las meriendas azucaradas contienen diferentes tipos de azúcar. También, algunas comidas altas en azúcar contienen mucha grasa. Alimentos con almidón se descomponen en azúcares cuando están en la boca.


¿Cómo atacan los azucares a los dientes?
Gérmenes invisibles llamados bacterias se encuentran en tu boca todo el tiempo. Algunas de estas bacterias forman un material pegajoso llamado placa en las superficies de los dientes. Las bacterias en la placa destruyen el azúcar que pones en tu boca, y la convierten en ácidos. Estos ácidos son muy potentes y disuelven el esmalte que cubre los dientes. De esa manera se forman las caries dentales. Si comes menos dulces, las bacterias producirán cantidades más pequeñas del ácido que destruye el esmalte del diente.


Las "chuches" son un peligro para a salud dental
Dulces pegajosos y acaramelados se pegan en las superficies de los dientes. Los dulces pegajosos dan a los dientes un baño largo de azúcar, porque se quedan en la boca más tiempo que las comidas que son masticadas y tragadas rápidamente. Un niño genera ácidos dañinos en su boca cada vez que picotea "chuches". Los ácidos continúan afectando sus dientes por 20 minutos antes de ser neutralizados y dejar de causar daño. Eso quiere decir que mientras más dulces coman durante el día, más a menudo proveen alimento para las bacterias que causan las caries dentales. Si vas a dar un dulce a su hijo, es mejor hacerlo después de una comida. Pero no olvides del cepillado de los dientes después. La comida y la merienda de sus niños deben incluir alimentos variados y de los grupos alimenticios básicos, frutas y vegetales; granos, incluyendo pan y cereal; leche y productos lácteos; y carne, nueces y semillas.


¿Qué es el flúor?
Es un nutriente esencial que mejora la calidad del esmalte dental, logrando que los dientes sean más resistentes a las caries. En nuestro medio se puede ingerir la cantidad adecuada usando sal fluorada en la preparación de las comidas. El resultado es mejor cuando se usan dentífricos fluorados.

Accidentes y rotura de dientes en la infancia

Accidentes y rotura de dientes en la infancia
Lo primero, se debe acudir a un odontólogo. De ello dependerá el futuro de los dientes de su hijo.
Los traumatismos pueden ocurrir en dientes temporarios o permanentes. Un golpe puede aflojar, desprender, fracturar o desplazar el diente.Si algún diente se despega de la encía, colocarlo en un recipiente con leche tibia o ponerlo debajo de la lengua (sin lavarlo) y acudir al odontólogo para que lo implante inmediatamente. El mismo procedimiento se debe tener en cuenta en el caso de que el diente se hunda en la encía.

Sabemos que un accidente es difícil de prever y evitar. Pero hay algunas recomendaciones que deberíamos llevar en consideración:

- Acompañe a su hijo en las situaciones nuevas que considere un peligro, guiándole en adquirir el cuidado necesario para que pueda participar en juegos y deportes correspondientes a cada edad.

- Los más grandecitos deben usar protectores adecuados, hechos a medida, cuando andan en bicicleta o patinete, o practican deportes como rugby, hockey, o karate.

- Evitar el uso de juguetes rodantes antes de los 3 años.

- Eliminar vasos de vidrio, botellas, etc.

- Utilizar el asiento trasero del coche y cinturón de seguridad.

La primera visita de los niños al dentista

La primera visita al dentista. Revisión de los dientes
¿Cuándo tenemos que visitar al dentista? Esta es una pregunta que seguro la hacen todos los padres al observar que su hijo ya tiene todos o casi todos los dientecillos.

De una forma general, la primera visita debe realizarse alrededor de los 3 años, cuándo se encuentra completa la erupción primaria, para una primera revisión. Los controles se deben hacer a cada 6 meses, y no esperar que tenga que ser de urgencia.

De todas formas, antes de los 3 años, tenga el hábito de examinar los dientes de su bebé. Los dientes saludables tienen un color uniforme. Si ves manchas o puntos en los dientes, lleve a su bebé al dentista. Limpie los dientes de su bebé con un paño suave y limpio o con un cepillo dental para bebés en cuanto salgan en la boca.

Cuando llegue el momento de acudir al dentista, a los tres años de edad o incluso antes cuando se detecte algún problemita, los padres deben esforzarse por transmitir a su hijo una sensación de confianza y de seguridad. Es necesario que entre el niño y el dentista haya una buena relación de complicidad y no de miedo ni de temores.

Los dientes de los niños y bebés

Los cuidados con los dientes son más importantes durante la niñez
Como padres debemos estar concientes de la importancia de la salud de la boca y de los dientes de nuestros hijos. Y los primeros cuidados deben empezar ya en el embarazo.

En la alimentación de la madre deben estar presentes: calcio, fósforo, proteínas y vitaminas A, C y D. Cuánto antes nos preocupemos del tema, menos dolores de cabeza tendremos en el futuro.


Los cuidados basicos de los dientes de los niños y bebés
Mantener una buena salud de los dientes es tarea que se debe comenzar desde niños. Desde los llamados dientes de leche que deben estar bien cuidados a pesar de que su duración no sea larga. Estos dientes le proveen al niño masticar correctamente al ingerir alimentos sólidos. Si estos dientes están enfermos o no están bien cuidados, los dientes permanentes heredarán la misma enfermedad que su antecesor. Por esta razón, los cuidados son mas que necesarios durante la niñez.

Qué hacer cuando el niño se orina encima

Consejos de como deben actuar los padres cuando su hijo se orina encima
El apoyo y la confianza son demostraciones con las que los padres pueden ayudar a sus hijos a superar esta difícil situación.
Además, pueden seguir algunos consejos sobre lo que NO deben hacer cuando su hijo se orina encima:

- Castigar y burlarse del niño por orinarse. Eso aumentará su inseguridad.
- Despertarlo durante la noche por si tiene ganas de vaciar su vejiga.
- Usar gasas o pañales. El niño se despreocupará en crear el mecanismo de despertarse cuando siente ganas de orinar.
- Restringirle los líquidos antes de dormir. Ocasionará lo mismo.
- Recurrir a la utilización de hierbas, métodos naturales, y de medicinas, sin prescripción médica.
- Desistir y permitir que el niño haga pis cuando quiera. Despreocuparse sin ayudarle a que solucione el problema.
- Proteger extremadamente al niño. El niño con enuresis debe enfrentarse a su problema.


Lo que deben hacer los padres cuando su hijo se orina encima
En algunos casos raros, el problema de la enuresis no puede ser resuelto ni por los padres ni por el médico de familia, ni por el pediatra. A veces el niño muestra síntomas de problemas emocionales, tales como la tristeza o la irritabilidad constante, o un cambio en el apetito o en los hábitos de dormir. En esos casos se debe hablar con un psiquiatra infantil. Solamente él podrá evaluar el problema, y ayudar al niño y a sus padres a resolver ese problema.

El control de la orina de los niños

Qué hacer para que el niño controle su pis
El control de los movimientos intestinales y de la orina, se puede adquirir la mayoría de los niños antes de los cuatro años de edad. Pero eso no es una regla general. Este control es una función más como caminar, hablar, comer, etc. Es una adquisición para la cual no existe una escuela específica pero que sí la asumen los niños cuando se encuentran suficientemente maduros para ello. La retirada del pañal es un proceso lento y que requiere una buena dosis de paciencia, observación, ánimo y persistencia por parte de la familia y de los educadores.


Quitar los pañales al niño
Lo primero, de una forma general, es no conciliar la edad de tu hijo con las capacidades "normales" que deberían tener según la sociedad. Cada niño es un mundo distinto. Y su personalidad bien como sus capacidades se diferencian. No todos los niños empiezan a caminar cuando cumplen el primer año. Así que para pensar en ello lo primero es no fijar una edad específica para quitar el pañal de tu hijo. Lo mejor es observar sus movimientos principalmente a partir del segundo año de vida y en algunos casos un poco antes. Algunos bebés pueden empezar a darse cuenta cuando tienen y llevan sucio el pañal, e a identificar el momento en que están haciendo pis y/o caca. Otros dicen que han hecho pis o caca o incluso avisan antes de hacerlo. Algunos niños también piden que le cambien el pañal e incluso se niega a que se lo vuelva a poner. Si este momento ha llegado para tu hijo, es hora de empezar el proceso.


Enseñar el niño a pedir para hacer pis
Es importante que enseñes a tu hijo a nombrar lo que él esta haciendo. Así todas las veces que él haga pis te avisará y dirá "pis". Aquí es cuando llega el momento de la visualización. El niño debe conocer y ver qué es lo que sale de dentro de él. Y para eso, nada mejor que enseñarle a hacer pis o caca en un orinal adecuado para su edad. Al hacer caca o pis en un orinal, el niño conocerá "su gran y primera obra", y eso lo invitará a repetir y a repetir. Lógicamente el niño necesitará tiempo para familiarizarse con el orinal. Déjale jugar con él, y que se siente desnudo, con pañal o con ropa. Y para que el niño críe un habito, ya sabes, la técnica del refuerzo es muy eficaz. Felicítale por mantenerse sentado, dele besitos y abrazos y lo cuentes a toda la familia sobre sus retos. La alegría y la satisfacción de los padres animarán al niño a que siga con su conquista.

Todo el proceso puede llevarnos dos semanas o medio año. Si en este tiempo los padres ven que el niño no consigue, será mejor olvidar el tema y volver a los pañales. Dentro de unos meses seguro que lo conseguirá.

Enuresis. El niño no controla la orina

El niño que se orina encima. Enuresis infantil
La enuresis infantil es la emisión repetida de orina en la cama o en la ropa, de forma involuntaria o intencionada. La conducta es clínicamente significativa y se manifiesta con una frecuencia de 2 veces por semana durante un tiempo de 3 meses consecutivos. La edad cronológica a partir de la que se considera problema es de cinco años, en el caso de las niñas y de seis en el de los niños, o un nivel de desarrollo equivalente. Son edades aproximadas ya que se considera que la madurez orgánica para el control de esfínteres está en torno a los tres años.

La mayoría de los niños consigue el control diurno entre los dos y tres años; el nocturno puede tardar bastante más: uno de cada diez no lo logra antes de los seis años de edad. A partir de esta edad, si el niño sigue orinando en la cama, busca una orientación medica. Según algunas investigaciones, aproximadamente un 15% de los niños mayores de los 3 años se orinan en la cama mientras duermen. Y son los niños, más que las niñas, los que se encuentran en esta situación.


Causas para hacer pis encima
Los niños no se orinan en la cama a propósito. La enuresis puede tener un sin número de causas que pueden estar relacionadas con un desorden del dormir, con un desarrollo más lento que lo normal del control de la vejiga, o con el resultado de emociones y tensiones que requieren especial atención. Raramente significa que el niño tiene un problema de los riñones o de la vejiga.

Las causas emocionales son muchas. Cuando un niño pequeño comienza otra vez a orinarse en la cama después de meses o años de no hacerlo, se sospecha que estos síntomas puedan ser causados por nuevos temores o inseguridades. Esto puede suceder después de que niño presencie algunos cambios en su vida, por ejemplo, el traslado de la familia a un nuevo ambiente, la pérdida de un miembro de la familia o de un ser querido, la llegada de un nuevo bebé en la familia, el cambio de escuela, situaciones de estrés, etc.

La enuresis puede estar relacionada con algún conflicto psicológico y afectivo del niño, con la necesidad del niño de llamar la atención. También se produce por cansancio o estrés emocional. Otra posible causa puede estar en el ambiente familiar en que vive el niño, en una familia que lo sobreprotege o que ofrece poco cariño a sus hijos. Hay padres que creen que si el niño no controla el pis es porque es perezoso y no presta mayor atención al tema, y así les aplican castigos y los provocan con burlas, lo que hará con el problema crezca aún más.

Cómo quitar los pañales de los niños

Pretender enseñar a un niño a que controle la orina antes del tiempo es contraproducente
En ese proceso para controlar la orina y la caca de tu hijo y así retirarle el pañal, no se puede agobiarse uno a sí mismo ni a su hijo. No se puede tener prisas ni exigir a que tu hijo adquiera el habito de un día al otro. Es muy normal escuchar a las madres excusando a sus hijos que se lo hicieron encima diciendo "estaba tan entretenido jugando, que se olvidó", o preguntando millones de veces a su hijo si quiere hacer pis. O aún limitando la ingesta de líquidos a la noche para que se aguante sin mojar la cama. El proceso del control de esfínteres no debe ser aplicado en función de que el niño beba menos líquidos o que sus padres estén todo el tiempo atormentándole con sus preocupaciones sobre si hace o si no hace pis y caca.

El control de esfínteres no es algo que se aprenda como leer, escribir, sumar, restar, o montar en bicicleta. Ni es indicio de que el niño sea más inteligente que los demás. Es una conquista que se adquiere de forma natural cuando el niño se encuentre preparado, igual que la marcha o el habla. Pretender enseñar a un niño a que controle el pis antes del tiempo es contraproducente.


Momento ideal para quitar los pañales de los niños
Llegó el verano y, para la mayoría de los padres, el momento ideal para la retirada del pañal de los niños. Por el ahorro del tiempo, de dinero, de preocupaciones, y por más comodidad y conveniencia de los padres, es común observar que muchos aprovechan para retirar el pañal de los niños con edades cada vez más tempranas.

Existe una persecución incansable por parte de los padres a sus hijos preguntándoles si tienen ganas de hacer pis, tocándoles las ropas, y sentándoles en el orinal a la más mínima señal de que el niño tenga ganas de hacer pis o caca. Horas y horas son aplicadas en el intento de quitarse el pañal al niño. Muchos intentos presentan resultados positivos durante el verano, pero otros dan marcha atrás así que el niño vuelve a la escuela. Si el niño todavía no estaba lo suficientemente preparado, emocionalmente hablando, para la retirada del pañal, al vivir una situación de separación, de exigencias, el proceso de retirada del pañal y de control de esfínteres, puede retroceder.

Si quieres quitar el pañal a tu hijo, no esperes a que llegue el verano y no tengas prisa. Tu hijo te dirá cuándo está listo para usar el orinal, independientemente de que sea verano u otra estación.

El insomnio de niños y bebés

Cómo resolver este trastorno del sueño infantil
Problemas para dormir son muy comunes durante los primeros años de edad. Ciertos problemas para dormir son más comunes en ciertas etapas de desarrollo y pueden ser resultado de nuevos sucesos y cambios en la rutina diaria. A menos que los problemas para dormir persistan o interrumpan con las actividades diurnas del niño, la comodidad y el calor paternal puede ser todo lo que sea necesario.


El insomnio infantil es un trastorno
El insomnio infantil es un trastorno que se caracteriza por:
- La dificultad para dormirse solo
- Los frecuentes despertares nocturnos y la imposibilidad de volver a dormirse sin la ayuda de los padres
- Los sueños muy superficiales
- Tener menos horas de sueño que las necesarias para su edad


Los niños pueden padecer el insomnio por dos causas principales
- Malos hábitos del sueño. El 70% de los bebés comienzan a dormir más de 4 horas seguidas a partir del tercer mes de vida y el 83% duerme 8 horas al cumplir 5 o 6 meses. Y además, 10% de los niños con un año de edad todavía no duerme la noche entera. En esos casos, los niños deben ser re-educados y estimulados para dormir.
- Alteración de la rutina del bebé o motivos psicológicos provocados por un cambio de casa, el nacimiento de un hermanito, un viaje, o, en los bebés muy activos, cualquier nueva situación como aprender a caminar, a gatear, etc, le causará excitación y no conseguirá dormirse. Los bebés son sensibles y perceptivos y la falta de sueño es el primer síntoma de que algo distinto está sucediendo.


Consecuencias nada agradables del insomnio
Un niño que se despierta con frecuencia durante la noche y cuenta además con la presencia de su madre para hacerle dormir otra vez, ya está teniendo un malo hábito para dormirse. Y teniendo en cuenta que esa situación se repite noche tras noche, semana tras semana, mes tras mes, año tras año, no se puede ignorar que puede desestabilizar la armonía conyugal y por lo tanto, familiar. Cuando eso sucede los padres recurren a las técnicas mas lógicas desde darle agua hasta dejarse acariciar el pelo, etc. Pero eso solo lleva a que el niño va creciendo y exigiendo nuevas demandas. Es ahí cuando surge la sensación de frustración, de culpabilidad, de irritación, e incluso de rechazo hacia el niño. Cuanto a los niños, se muestran mas irritables, ansiosos, inseguros, con gran dependencia hacia la persona que los cuida.

Los problemas del sueño infantil

Ayuda a tu hijo a que supere los terrores nocturnos y las pesadillas
Nuestra mente no para aunque estemos durmiendo. Durante el sueño, continuamos organizando informaciones, asimilando imágenes, recuerdos y pensamientos, en nuestra memoria. En el sueño no hay límites de conciencia. Tanto podemos encontrar la solución a algún problema o una vía de escape a una situación difícil.
En el caso de los niños esos problemas pueden estar relacionados, en su mayoría, con los hábitos irregulares de dormir o con la ansiedad de irse a la cama y quedarse dormidos. En su primera etapa de desarrollo infantil, la hora de acostarse representa la hora de la separación. Y es cuando aparecen los problemas durante el sueño infantil.


Pesadillas de los bebés y niños
Por lo general, las pesadillas empiezan a los dos años aunque sean mas comunes en niños de tres a seis años de edad. No se sabe la causa, pero dicen que están relacionadas con el estrés y la ansiedad de los niños.

Las pesadillas ocurren durante el sueño ligero. Y su frecuencia es muy relativa. Hay niños que las tienen muy seguidas, otros menos, y otros no llegan a tenerlas. En la mayoría de los casos los padres no se deben preocupar por eso. Lo importante es saber que es lo que debe hacer en el caso de que su hijo la tenga. Aquí tenemos algunas sugerencias:

Prevención: Los padres deben estar atentos a lo que miran sus hijos en la tele, especialmente antes de la hora de irse a dormir.
Estar preparados: Como las pesadillas no se pueden evitar y no avisan cuando vienen, los padres deben estar seguros de oír a sus hijos por si lloran durante la noche. Y acudir enseguida.
Atender a los niños: Los padres deben atender a sus hijos lo mas pronto posible. Los niños necesitan de ayuda y de consuelo.
Tranquilizar al niño: Los niños deben sentirse protegidos. Háblales con voz calmada y confortante y que sepan que te quedarás con él si así lo desea, pero que está bien que vuelvan a dormirse.
Quedarse con el niño: Se debe quedar con él hasta que se haya calmado y vuelvan a dormir.
Mantener la calma: Aunque sea desconcertante para los padres el ser despertados súbitamente por gritos y el llanto de sus hijos, hay que mantener la calma. Los niños notarán si los padres se encuentran nerviosos. Y no les servirá de nada. Solo los padres calmados podrán ayudar a sus hijos.
Charlar acerca de la pesadilla: Si los niños desean podréis charlar con ellos acerca de sus pesadillas. Los padres deben ayudar a sus hijos para que piensen y discutan formas de sobreponerse a las cosas que en el sueño los asustaron. Deben ayudarlos a que inventen un final feliz para el sueño.


Lo que NO se debe hacer
- No los despierte. Si los niños lloran pero todavía están dormidos no es necesario despertarlos. Debes quedarse con sus hijos hasta que despierten o se vuelvan a dormir en paz
- No los lleva a su cama. Y tampoco se suba a la cama de ellos. Esto puede dar a los niños la impresión de que deben temer a sus propias camas y darles malos hábitos.
- No les diga que las pesadillas no son reales. Tampoco decirles que fue “solo un sueño”. Lo que si pueden hacer los padres es explicarles lo que es un sueño y que todos lo tenemos.


Terrores nocturnos
Los terrores nocturnos afectan a un 3% de los niños, principalmente entre los 4 y 12 años, se resuelven espontáneamente en adolescencia. Suelen aparecer a primeras horas de la noche. El niño está agitado, llora, grita, suda y se percibe que está angustiado. En los terrores nocturnos, muy frecuentemente, el niño no recordará nada de lo que le ha causado ese malestar, por tanto no se les debe interrogar esperando que nos cuenten lo sucedido. Si insistimos no generaremos más que confusión. Hay que diferenciarlo de las pesadillas, que se producen más frecuentemente al final de la noche, y donde el niño puede contarnos lo que ha vivido en el sueño (ensueño).. Los terrores nocturnos pueden ser desencadenados por fiebre, falta de sueño y medicamentos que actúen a nivel del sistema nervioso central


Niño sonámbulo
El niño sonámbulo se levanta de su cama y permaneciendo dormido hace actividades que pueden ser habituales. La edad más frecuente de aparición es entre los 4 y 8 años y se resuelve espontáneamente en la adolescencia.. La fiebre, la falta de sueño y algunos medicamentos actúan como factores causantes. Se debe consultar para establecer estrategias que eviten riesgos en estos niños.


Niños que hablan dormiendo
La somniloquia se trata de la emisión de palabras durante el sueño. No constituye ningún problema y no requiere tratamiento.

¿Dormir en la cama de los padres?

¿El bebé o niño debe o no dormir en la cama de los padres?
Enseñar al niño a que se duerma solo, teóricamente, es lo mismo que enseñarle a comer, a ducharse, a cambiarse él solito. El sueño también es un hábito, muy necesario, que entra en la vida del niño y que, como todo lo demás, debe ser bien orientado desde el principio. Un niño que no duerme bien, es decir, que no concilia el sueño en su camita, da el mismo trabajo que otro que no quiere sentarse a la mesa o que monta un escándalo para irse a la ducha.
Muchos padres cometen el error, por variados motivos no siempre justificables, de llevar al bebé a su cama. Según algunos expertos en sueño infantil, el bebé ya debe ser puesto en su cuna desde su primer día en casita, para evitar a que se acostumbre a dormir con los papás. En determinadas circunstancias, muy puntuales, cuando el bebé está enfermo y los padres se sienten más tranquilos por tenerlo más cerca o porque en el medio de la noche el bebé se despierta asustado, se puede tolerar a que el niño o la niña se duerma en la cama de sus padres, pero mucho cuidado para que eso no se convierta en un hábito. Los niños son muy listos y pueden aprovecharse de la situación. Y para cambiar la realidad os costará muchísimo.


La rutina es lo mejor
Para que el niño no se acostumbre a dormir en la cama de sus padres es necesario llevarlo de vuelta a su cama cuantas veces sea necesario, sin hablar ni discutir. Los niños se comportan mejor cuando identifican un modelo en el que puede confiar. Enseñarles a dormir siempre a la misma hora, en su camita, con o sin osito o mantita, les ayuda a entender lo que se espera de ellos. La rutina es lo mejor en estos casos. Evitará situaciones de ansiedad, y de innecesarias negociaciones. Una buena rutina a la hora de dormir puede durar de 15 a 30 minutos. Entre la ducha, los mimos, la limpieza de los dientes, los cuentos o las músicas, las oraciones, y lo que os ocurra, el niño seguramente conciliará el sueño más tranquilamente. Intenta mantener la rutina en los mismos horarios todos los días. Así estará educando el sueño de tu hijo.
Es conveniente que el bebé o el niño pequeño se duerma siempre en el mismo lugar. El cambio de lugar, de cama, etc., puede dificultar el desarrollo de su modelo de dormir. En el caso de padres separados, como no se puede compartir el mismo lugar, es recomendable que se esfuercen para mantener la misma rutina cuanto a los horarios y las costumbres. Cojines, mantas, y objetos de estimación similares, y empleados a la misma hora. Es necesario seguir la misma estructura y rutina a la hora de dormir.


No es bueno dormir con los padres
Para los niños es una maravilla dormir con sus papás. Pero si ese hábito se convierte en una rutina, puede haber consecuencias no muy agradables. Dormir en la cama de los padres generalmente está contraindicado. Es necesario enseñar a los niños nociones de privacidad desde la más temprana edad. Cuando es todavía un bebé se puede hacer algunas concesiones, pero a partir de los 3 años de edad, dormir con los padres, puede hacer con que el niño o la niña no desarrolle su individualidad ni la seguridad en sí mismo. Se puede convertirse en un niño dependiente, e inseguro.


¿Puedo dormir aquí?
Muchos niños sufren por la noche, con los miedos a la oscuridad, a los imaginables "monstruos", etc. El niño debe aprender a superar sus miedos, con la ayuda de sus padres. Y esta ayuda consiste en hacer con que el niño se enfrente y no huya de la situación. Hay que tener mucha paciencia, pero también mucha firmeza y persistencia. Todo es una cuestión de tiempo. Cuando el niño tenga miedo es preferible que quedes un rato en su cama para tranquilizarlo que llevarlo a la cama de los papás.
Dormir en su habitación, para ellos, es estar "lejos" de papá y de mamá. Es separarse de ellos.

La hora de dormir es entendida por ellos como la hora de separarse de los padres, de sus hermanos, de sus juguetes, y de todo lo que podría estar haciendo. Esta es la razón por la que la mayoría de los niños se vaya a la cama siempre protestando. Por eso, como cualquier otra necesidad, el dormir solo también se aprende. Lo ideal es que entre los tres y los seis meses de edad el niño ya esté durmiendo solo o con sus hermanos. Para los niños eso significa dar un paso a la autonomía; para los padres es recuperar intimidad. Superada esta primera etapa, podrá aparecer otras. Por ejemplo: cuando el niño ya consigue salir de la cuna y camina. Esta otra etapa suele aparecer entre los 12 y los 18 meses de edad. Luego, la conocida ansiedad de separación irá decreciendo poco a poco a los tres años de edad. Y a los cuatro años empezarán a aceptar la separación parcial de sus padres porque a esta edad ya van al colegio, y van a jugar a la casa de amiguitos.

La siesta de los bebés y niños

El descanso oportuno de la media mañana o de la media tarde
El escritor español Camilo José Cela decía que la siesta es el yoga ibérico. El momento sagrado para relajarse. En realidad es una costumbre muy antigua. La palabra siesta procede de la expresión "hora sexta" que usaban los romanos para identificar el periodo entre las 14 y las 16 horas. Tradicionalmente es en este espacio de tiempo que se echa la siesta.

"La siesta es un período en el que el cerebro precisa de un breve descanso (entre las dos y las cuatro de la tarde.)Por eso tenemos sueño en este periodo de tiempo. La digestión produce un pequeño estado de sueño que se une a la siesta", afirma el conocido neurofisiólogo Eduard Estivill, quien acredita que "la siesta para los niños hasta los cinco años es imprescindible".

Es muy difícil encontrar un bebé al que no le guste echar una siesta después de comer o después de una jornada de mucha actividad. Los expertos insisten que el sueño de los niños es tan importante cuánto su alimentación. Al dormir, los niños reponen energías y relajan al mismo tiempo. El hábito de "echar la siesta" es fundamental para su desarrollo. Por esta razón, los padres deben insistir a que sus hijos echen la siesta por lo menos, según los expertos, en los cinco primeros años de vida.


El momento ideal para una siesta
La observación es lo primero. Busca identificar en tu bebé algunas señales que indiquen que él tiene sueño. Señales como: demasiada quietud, inapetencia por el juego, deseo de acostarse, irritabilidad, bostezos, restregamiento de ojos, interés por el chupete o el biberón, etc. Cuando el bebé presente algunas de estas señales, no esperes mucho para acostarle. Un bebé muy cansado encontrará dificultades para conciliar el sueño. El primer paso para el estreno de una siesta es trazar una rutina cuanto al horario, el ambiente, los hábitos. Se empieza creando un ambiente adecuado para su descanso. Su habitación debe estar tranquila, confortable y a una temperatura agradable. Si el bebé cogió la costumbre de dormir con una toallita, mantita, el chupete, o un peluche, estimula este hábito. El bebé conciliará el sueño con más rapidez y profundidad. Hay bebés que son inducidos al sueño a través de una música tranquila. Toda vez que sus padres ponen determinada música él sabe que es hora de su siesta.

Cada bebé o niño es un mundo distinto. Reaccionan de diferentes formas a sus necesidades de sueño. Pero, normalmente, suelen obedecer a algunos horarios de siesta. Por ejemplo, el bebé que suele echar tres siestas durante el día, por lo general duermen a media mañana, después de la comida, y después de los juegos de la tarde. En el caso de los bebés que echan dos siestas, normalmente son a media mañana y luego después de la comida. Y en el caso de una sola siesta, el horario preferido es por la tarde. Todo dependerá de la edad que tenga el bebé y del ambiente donde esté. Cuando lleves a tu bebé a un parvulario, no dejes de informarte sobre las horas de siestas.


Atención y cuidados a tomar en la siesta
Está claro que la siesta es una costumbre muy gratificante para el bebé y sus padres. Pero, como todo hábito es necesario que sea también bien orientado. Para eso, es fundamental que se eduque al bebé en este sentido, más que nada para que la siesta de la tarde no altere el sueño nocturno. Las siestas regulares pueden mejorar el sueño de la noche. La obediencia a una rutina es esencial. Del mismo modo que la alimentación y el baño, la siesta también debe tener un horario establecido desde el principio. Si deseas que tu bebé se duerma después del biberón de medio día, crea un ambiente adecuado para ello. Para la siesta, la habitación del bebé no debe estar totalmente oscura. Deja que pase algo de luz a su interior. Así, el bebé sabrá diferenciar la siesta del sueño nocturno.


Duración de las siestas según la edad
La siesta es una necesidad para la mayoría de los bebés y a muchos niños. En el cuadro abajo, tienes una tabla de orientación acerca de la cantidad / día, y del tiempo de siesta que normalmente duermen los bebés y niños.

EDAD 4 M 6 M 9 M 1 A 2 A 3 A 4-5 A
Siestas día 3h 2h 2h 1 o 2h 1h 1h 1h
Nº horas 4h-6h 3h -4h 2,5-4h 2-3h 1h-2h 1h-1,5h 0,5-1h

Cambio del bebé de la cuna a la cama

El desarrollo del bebé es lo que le impulsará al cambio de la cuna a la cama
Es muy común, después de que el bebé empieza a dar sus primeros pasos, que su agilidad se vea redoblada. En esta etapa, el bebé probará una libertad mucho más grande de movimientos, lo que le dará más curiosidad por otras cositas y otros lugares de la casa, hasta llegar al punto de poder salir él solo de su cuna. Su desarrollo es lo que le impulsará al cambio de la cuna a la cama. Un cambio que, por regla general, suele tener lugar a los dos o dos años y medio, o cuando el niño siente que la cuna ya no tiene tanto espacio para que él se duerma y se estire.

Muchos niños, especialmente los que tienen hermanos mayores, suelen dar este gran paso incluso antes de los dos años, por el simple deseo de imitar, querer hacer y portarse de igual manera que a su hermano mayor. Se sienten más estimulados a subir este gran escalón hacia la independencia.
Otros niños, al contrario, aunque les guste estar en camas grandes como la de sus padres, e incluso acepte la idea de irse a dormir en una cama sólo para él, se resisten a salir de la cuna. Eso es una reacción muy normal, ya que fue en la cuna donde él aprendió a conciliar el sueño, donde se siente protegido, arropado, y más seguro. La cuna ha sido su primer "madriguera".


Estimulación y participación
Para animar y estimular un niño a que acepte un cambio nada mejor que dejarle que participe en la toma de algunas decisiones. En el caso de la cama, lo ideal es dejarle colaborar en todo lo que se refiere a la nueva cama. El niño podrá ayudar a elegir su nueva cama, elegir los colores y estampados de las nuevas sábanas, etc., ayudar en el desmonte de la cuna y saber donde la van a guardar, y así con todo.
Dependiendo del niño, hay casos en los que se necesita un periodo de adaptación, es decir, que el niño se vaya habituando paulatinamente a la nueva situación. Mientras sigue durmiendo por la noche en su cuna, déjale que juegue o duerma la siesta en la cama, hasta que se sienta más seguro en ella y haga el cambio definitivo. Al mismo tiempo, es necesario explicarle los motivos del cambio, valorando siempre su crecimiento y su tamaño.
Y como si eso fuera poco, no dejes de llevarle a su cama el muñeco, la mantita o el juguete con el que dormía en la cuna.


La mejor cama para tu hijo
No existe en el mercado una cama ideal para los niños. La cama ideal es aquella que se adapte al crecimiento de vuestro hijo y al espacio que tenéis en su habitación, que su precio esté dentro de lo esperado, y que sea funcional.
Sin embargo, a la hora de elegir la cama para tu hijo, tengas en cuenta algunos consejos para su seguridad:

1- Que la cama no tenga esquinas puntiagudas que puedan hacer daño al niño.
2- Que en la cama se coloque una barandilla en una o en sus dos laterales, para evitar que el niño corra el riesgo de caerse.
3- Que la cabecera sea lo más sencilla posible, evitando los barrotes que ofrezcan peligro al niño
4- Que entre la cama y el colchón no queden espacios donde el niño pueda apretar una mano o un pie.
5- Que la cama no sea muy alta para evitar riesgos de algún golpe a los niños.

Cómo ayudar al niño a que se duerma bien

Consejos de cómo ayudar al niño a que se duerma bien
Uno de los momentos más difíciles del día es la hora de acostar a los niños. Es normal que ellos, por cualquier motivo, se resistan a dormirse. O porque desean estar más tiempo con sus padres, o con los hermanos, o viendo la tele, o charlando y contando historias, etc. Pero, a los niños pequeños, hay que educarles en ese sentido para evitar mayores problemas después. Todo dependerá de los padres, de cómo abordar el tema y hacerles partícipes en ello.


Sugerencias sobre cómo ayudar al niño a que se duerma
1º- Establecer una rutina que incluya un período de tranquilidad antes de la hora de dormir.

2º- Evitar o reducir al mínimo el acceso a la televisión o a los videojuegos antes de dormir.

3º- Establecer un horario para dormir todos los días, ayudará al niño a mantener una rutina. Tener rituales para dormir son maneras efectivas para empezar a formar los buenos hábitos.

4º- Permita al niño, si así lo desea él, que lleve un juguete, un osito, o su manta favorita a la cama.

5º- Controlar que la temperatura en la habitación sea agradable y que la ropa sea cómoda.

6º- Consentir en dejar una luz encendida, la puerta entreabierta, o un vaso de agua al lado de la cama, si el niño se lo pide.

7º- Evitar dormirse con el niño. Le hará más difícil acostumbrarse a dormir solo.

8º- No acudir cada vez que el niño llama o se queja. Si es así, le estará acostumbrando a llamar sin necesidad. Debes estar atento siempre y acudir solo cuando hayan signos de problemas reales como las pesadillas, el sonambulismo, etc.

Esas claves les ayudará a dormir a los niños. Pero no hay que olvidarse de que de nada servirán si los padres no las establecen con seguridad. Los padres, antes de todo, deben estar muy seguros y convictos de lo que están estableciendo a sus hijos. Sino apenas serán actitudes o palabras vacías. Y el niño necesita sentirse seguro, si posible, en todos los momentos del día, y especialmente en la hora de dormirse.

Los padres deben establecer rutinas consistentes, como regular la hora de acostarse y cómo hacer dormir a su hijo. Si cuando bebé su hijo se duerme si lo mecen, a medida que crece, los padres deberán “orientarlo” para que se duerma sin mecerlo. En caso contrario, el niño les va a dar mucho trabajo para dormirse solo.

Cúanto debe dormir un niño o un bebé

La cantidad de horas en las que duerme un niño depende mucho de su carácter
Cuando nos preguntan sobre la cantidad de horas que un niño necesita dormir no podemos contestar con exactitud el tiempo requerido, porque el descanso de cada niño varia según su organismo. Es una cuestión de carácter individual. Y dependerá de su edad, actividades, hábitos y costumbres, estado de salud y el ambiente en el cual vive.

Cada persona tiene su propio "reloj" que regula sus periodos de sueño. Sin embargo, si hablamos del sueño infantil de una forma general, se puede seguir una norma, de carácter solamente orientativo:


Horas de sueño de los niños y bebés
- Los recién nacidos, por ejemplo, necesitan de 16 a 20 horas de sueño diario.
- Los bebés, en el tercer mes, necesitan de 14 a 15 horas diarias de sueño
- Los bebés, en el sexto mes, requieren unas 14 horas por día, siendo entre 10 y 12 horas por las noches, y entre 2 y 4 horas de siesta. En esta etapa, si el niño ha sido bien acostumbrado, podrá dormir toda la noche de un "tirón".
- Los niños, al primer año de vida, duermen de 13 a 14 horas diarias, siendo la siesta de una o dos horas.
- Los niños, a los 2 añitos de vida, duermen entre 12 y 13 horas, con una hora de siesta.
- Los niños, a los 3 años de vida, necesitan dormir de 10 a 12 horas diarias.
- Los niños que se encuentran en la etapa escolar, de primer a segundo año básico, necesitarán entre 9 y 10 horas diarias de sueño.
- Los niños entre el tercer y cuarto año básico, de 8,5 a 9 horas.
- Y los niños de quinto a sexto básico, entre 8 y 8,5 horas. Una proporción que se debe mantener hasta la edad adulta.


La calida del sueño del bebé
Para saber si el niño duerme lo necesario, los padres deben prestar atención a la calidad de su sueño y a los síntomas que puede presentar durante el día. El fisiólogo chileno, Enio Vivaldi, recomienda a que los padres presten atención a los siguientes síntomas:

- El niño se levanta con dolor de cabeza.
- Le cuesta mucho despertar y quiere seguir durmiendo.
- Le cuesta demasiado despejarse.
- Presenta somnolencia diurna.
- Se queda dormido en clases o durante trayectos cortos en el coche, etc.
- Presenta problemas de atención y de conducta en la escuela.

Si los niños presentan estos síntomas y además se muestran mas nerviosos e irritados que lo normal, eso quiere decir que su sueño es insuficiente o que padecen de algún trastorno del sueño. En este ultimo caso se debe buscar a un especialista para que os oriente para regular el sueño del niño.

Cómo debe dormir los niños y bebés

Unos horários y hábitos bien definidos pueden ayudarlos a que sientan más seguros
Lo primero, después de establecida una rutina, con horarios y hábitos que hagan sentir mas seguros a los niños, es hacer con que ellos se acostumbren a ella, para irse a la cama. Para eso es necesario conocer al niño, observarlo, y así descubrir lo que le ayuda a sentirse mas calmo.

Hay niños que no pueden dormir sin oír el viejo casete de música suave y calmada. A otros, les encantan que les cuenten cuentos antes de dormir, y otros aún que duermen con solo rascarles la espalda. Todo dependerá de los hábitos que sus padres hayan adoptado y mantenido.

Los bebés generalmente duermen cuando se sienten cansados. Si tienen dificultad para relajarse y quedarse dormidos, o si llora un poco, pero se queda acostado en la cama, trate de hacer silencio o salga del cuarto sin hacer ruido. Pero si continua llorando, ayúdelo a dormirse, aunque sea con un chupete. Costará un poco de tiempo pero si se mantiene el hábito, el bebé se sentirá más seguro y se dormirá.


El niño le gusta más jugar que dormir
A los niños de 1 o 2 años, les gusta jugar más que dormir. Para hacerles dormir en esta etapa, lo mejor es calmarles leyéndoles libros de cuentos infantiles al acostarles. O simplemente cantarles alguna “nana”.

En la edad preescolar lo mejor es relajarles jugando con la imaginación. Pídales que cierren los ojos y se imaginen en algún escenario de la historia que le vas a contar. En un bosque, o en la isla del país de Nunca Jamás, o nadando en el fondo del mar.......
A los niños de edad escolar, la rutina estará muy determinada. Pero eso no quiere decir que un día el niño no vaya a salir con la suya. Lo mejor para relajarles es leerle historias o que las lean ellos mismos.

El ambiente es muy importante a la hora de acostar al niño. La habitación debe tener una temperatura adecuada (17-20ºC), respetando las normas de prevención de la muerte súbita. A partir de los 3-4 meses es conveniente que el niño duerma en su habitación si es posible. De no serlo, es recomendable establecer mediante algún separador el espacio del niño en la habitación de los padres.

La utilización de una ropa de dormir adecuada a la estación también ayudará al niño a conciliar el sueño. Un niño poco o demasiado arropado puede que tenga la necesidad de despertarse por no encontrarse cómodo, y seguramente se sentirá angustiado y irritado.

Si existe la necesidad en el niño de dormir con un muñeco, una mantita, o simplemente con el chupete, hay que respetarle. Muchas veces el niño necesita de algo que le dé más seguridad. Y eso es lo que más necesitan los niños para tener una buena noche de sueño.

Cómo debe dormir los niños y bebés

Unos horários y hábitos bien definidos pueden ayudarlos a que sientan más seguros
Lo primero, después de establecida una rutina, con horarios y hábitos que hagan sentir mas seguros a los niños, es hacer con que ellos se acostumbren a ella, para irse a la cama. Para eso es necesario conocer al niño, observarlo, y así descubrir lo que le ayuda a sentirse mas calmo.

Hay niños que no pueden dormir sin oír el viejo casete de música suave y calmada. A otros, les encantan que les cuenten cuentos antes de dormir, y otros aún que duermen con solo rascarles la espalda. Todo dependerá de los hábitos que sus padres hayan adoptado y mantenido.

Los bebés generalmente duermen cuando se sienten cansados. Si tienen dificultad para relajarse y quedarse dormidos, o si llora un poco, pero se queda acostado en la cama, trate de hacer silencio o salga del cuarto sin hacer ruido. Pero si continua llorando, ayúdelo a dormirse, aunque sea con un chupete. Costará un poco de tiempo pero si se mantiene el hábito, el bebé se sentirá más seguro y se dormirá.


El niño le gusta más jugar que dormir
A los niños de 1 o 2 años, les gusta jugar más que dormir. Para hacerles dormir en esta etapa, lo mejor es calmarles leyéndoles libros de cuentos infantiles al acostarles. O simplemente cantarles alguna “nana”.

En la edad preescolar lo mejor es relajarles jugando con la imaginación. Pídales que cierren los ojos y se imaginen en algún escenario de la historia que le vas a contar. En un bosque, o en la isla del país de Nunca Jamás, o nadando en el fondo del mar.......
A los niños de edad escolar, la rutina estará muy determinada. Pero eso no quiere decir que un día el niño no vaya a salir con la suya. Lo mejor para relajarles es leerle historias o que las lean ellos mismos.

El ambiente es muy importante a la hora de acostar al niño. La habitación debe tener una temperatura adecuada (17-20ºC), respetando las normas de prevención de la muerte súbita. A partir de los 3-4 meses es conveniente que el niño duerma en su habitación si es posible. De no serlo, es recomendable establecer mediante algún separador el espacio del niño en la habitación de los padres.

La utilización de una ropa de dormir adecuada a la estación también ayudará al niño a conciliar el sueño. Un niño poco o demasiado arropado puede que tenga la necesidad de despertarse por no encontrarse cómodo, y seguramente se sentirá angustiado y irritado.

Si existe la necesidad en el niño de dormir con un muñeco, una mantita, o simplemente con el chupete, hay que respetarle. Muchas veces el niño necesita de algo que le dé más seguridad. Y eso es lo que más necesitan los niños para tener una buena noche de sueño.

Sonambulismo y los niños

Uno de cada 10 niños en edad escolar habrá caminado dormido por lo menos una vez
Se trata de un trastorno del sueño que hace con que un niño, parcialmente dormido, se despierte durante la noche, se siente en la cama con los ojos muy abiertos y con una mirada firme, pudiendo caminar por su cuarto y hacer otras cosas, sin recordarse después de lo que hizo. El niño puede sentarse en la cama, jugar con su ropa, circular por la casa, abrir y cerrar puertas, vestirse o desvestirse, apagar o encender luces, moviéndose con poca coordinación. Hay niños que son capaces incluso de salir a la calle. Si intentas hablar con un niño sonámbulo, normalmente no te contestará. Puede que emita algunos susurros, pero serán ininteligibles. Ese trastorno normalmente ocurre durante la etapa más profunda del sueño.


Las causas del sonambulismo
Uno de cada 10 niños en edad escolar habrá caminado dormido por lo menos una vez. El sonambulismo puede ser ocasionado, en muchos casos, por alguna interrupción de los patrones regulares del sueño o por algún estado febril. En la infancia, ese trastorno no está relacionado con problemas psicológicos ni emocionales, y es muy difícil que esté relacionada a una epilepsia del lóbulo temporal. De una forma general, es inofensivo y tiende a desaparecer con la edad.


Los cuidados con el niño sonámbulo
Si por la noche encuentras a tu hijo caminando por la casa dormido, lo primero que debes hacer es conducirlo cuidadosamente de regreso a su cama. En el camino, para evitar que el niño se lesione, se tropiece o se choque contra la pared o algún mobiliario, remueva los objetos peligrosos o que estén impidiendo su pasaje. Mantenga las ventanas y las puertas cerradas con llave para evitar que el niño se escape, y no hagas ruidos que puedan despertarlo. Eso podría asustarle. Jamás sacuda al niño o le trate como a un enfermo. Y no permita que tu hijo se duerma en la parte superior de una litera o tenga libre acceso a una escalera, por la noche. Busca mantener una rutina a la hora de dormir, priorizando el descanso de tu hijo, y así poder solucionar el problema.
Se debe buscar ayuda médica solo en los casos en que persista el sonambulismo y que la situación sea incontrolable.

Cómo es el sueño en la infancia. El sueño es importante porque cumple una función reguladora en el organismo

Cuando hablamos de sueño infantil nos referimos al período diurno o nocturno durante el cual los niños descansan, asimilan y organizan lo visto y aprendido, maduran física y psíquicamente, e inician y ejercitan su independencia del mundo exterior y de sus padres, por un tiempo que es variable según su edad y conducta.

El sueño cumple una función reguladora y reparadora en el organismo. Es esencial para el control de la energía y la temperatura corporal. El sueño reabastece y restaura los procesos corporales que se han dañado durante el día.
El sueño consta de dos fases:


El sueño REM
Sueño de movimientos oculares rápidos (REM, siglas en inglés): Es la fase activa del sueño, en la que el cerebro permanece activo. Y también la más corta.


El sueño NO REM
Sueño NO REM. Es la fase tranquila y profunda del sueño. Y también la más larga.

El sueño está dividido en cuatro etapas que se van profundizando progresivamente, duran cerca de 90 minutos cada una y que siempre obedece a un mismo orden: sueño REM (más liviano y corto) y el sueño NO REM (más profundo y largo). Lo que quiere decir que todos los bebés transitan por ciclos de sueño superficial y profundo durante una misma noche. Conforme el bebé vaya creciendo, lo normal es que los sueños REM vayan disminuyendo y que los NO REM vayan aumentando. A la edad de 4 meses, por ejemplo, el bebé consigue dormir 3 o 4 horas seguidas.
Durante los 90 minutos de sueño profundo acompañado en los extremos por el sueño liviano, el bebé experimenta un estado de semialerta. En estos momentos es cuando el bebé está propenso a despertarse. Pero minutos después, entrará en la fase más profunda completando su descanso nocturno de casi 8 horas.

Así que hay que respetar esos intervalos no interrumpiéndolos, para que se conviertan en una costumbre. Hacer con que el niño concilie el sueño es una tarea difícil, un verdadero desafío. Pero si se respeta su ritmo todo será más fácil. Un recién nacido, por ejemplo, ya tiene un modo propio de dormir y de despertarse. A los padres cabe generar el ambiente apropiado para que este mismo modo permanezca. Si al despertarse el bebé no encuentra una respuesta inmediata, se verá obligado a encontrar su propia rutina para seguir durmiendo.

miércoles, 20 de febrero de 2008

Miedo por la ausencia de la madre

Cuando el hijo llora la ausencia de su mamá
Mamá se va...pero vuelve.
Quisiéramos evitarle a nuestros hijos todas las penurias, las dolencias, las heridas, las desilusiones, pero…esto no es posible. Tampoco queremos que crezca en un mundo imaginario. Entonces ¿porqué no enseñarles desde pequeños a aceptar las frustraciones y los miedos con los que se encuentra desde el nacimiento?

- Mamá no es una presencia continua. Va y viene. Aparece y desaparece.
- En la ausencia de mamá, está el osito de peluche, o una música, o el dedo para chupar o la manita que acaricia la oreja: todo eso que no es mamá pero que me la recuerda.
- Si la ausencia se prolonga demasiado, sobreviene la sensación de vacío, el recuerdo de mamá se apaga.
- Si mamá no desaparece ni un ratito, no hay espacio para aprender a hacer algo creativo con su ausencia, inventar juegos, sonidos, gestos que me representen a mamá.
- Es necesario que pierda un rato a mamá para saber que después la recupero. Pues si no la pierdo nunca: ¿ cómo sé que ella vuelve?


Juegos contra el lloro
Todos los que estamos en contacto con niños comprobamos una y otra vez el atractivo que tiene para ellos (a partir de los 6 meses) jugar a "Cucu-tras", es decir, ¿dónde está el bebé?", ocultando el rostro, y escuchar su carcajada cuando lo descubrimos. Alrededor de los 9 meses su juego preferido es arrojar objetos bien lejos y pedir que se los acerquen de nuevo.

Más grandes, conservan el placer de jugar a las escondidas, en todas sus versiones. Estos juegos divierten tanto a los niños, porque les permiten atravesar esa dosis de angustia que genera no ver el rostro o el objeto o al que está escondido, y disfrutar de la alegría de recuperarlo. Son experiencias que dejan una enseñanza: las cosas, las personas, la salud, el llanto, la alegría, la tristeza: van y vienen, aparecen y desaparecen…pero siempre habrá a mano "un osito de peluche".

Miedo a la oscuridad

Sin cariño ni comprensión, los miedos a la oscuridad pueden convertirse en fobias
Como ya hemos comentado en otros artículos, el miedo es una reacción de protección del organismo para huir de las situaciones que entiendan como peligrosas. Uno de los miedos más vividos y sufridos por los niños, principalmente entre los 3 y 8 años de edad, es el de la oscuridad. No se conocen las causas, pero todo puede estar relacionado al conocimiento propio del desarrollo infantil. El miedo a la oscuridad puede nacer después de que el niño haya escuchado algún cuento, o que haya visto una película, o hojeado algún libro. Una imagen, una experiencia, o simplemente la imaginación, puede despertar el miedo a la oscuridad en los niños.

El miedo a la oscuridad normalmente aparece a la hora de dormir. Cuando un niño pide a sus padres a que no le apaguen la luz, puede estar queriendo alargar su día como puede estar con miedo de estar en la oscuridad.


¿Cómo se puede tener miedo a oscuridad?
En realidad se supone que los niños relacionen la oscuridad con sentirse solos y desamparados, o con alguna sospecha de que la oscuridad esconde a personas desconocidas o monstruos debajo de su cama, dentro de su armario o detrás de las cortinas de su habitación. Un simple ruido puede representar alguna amenaza, de algún fantasma o de otra criatura de su imaginación. Otro motivo que puede causar miedo a los niños es un cambio de casa. La nueva habitación puede despertar su imaginación para lo desconocido.
En muchos casos, la oscuridad representa el fin, el término de los bueno, cuando los padres se van, cuando ya no se puede leer ni jugar, ni hacer nada de divertido. En ese caso, no se trata de miedo y sí de inquietud por lo que ya no puede hacer, por la impotencia.


Qué hacer contra el miedo a la oscuridad
Cuando los padres identifican que el rechazo de su hijo está relacionado a este último caso, es decir, con el simple hecho de que no quiere estar solo, o no quiere estar en la cama porque lo que quiere es aún jugar y estar con sus padres, no existe otro remedio que ser firmes. “Es la hora de irse a la cama y punto”. Se le da un beso, se le desea buenas noches, y ya está. El niño acabará aprendiendo que sus excusas no funcionan, y se dormirá.

En el caso de que los padres valoren que las excusas de su hijo es por estar verdaderamente con miedo y muy asustado, no se debe menospreciar o burlar de la situación. En este caso, se debe charlar con el niño, demostrarle cariño, y comprensión. Se debe dar un poco más de atención a él. Leer o contar un cuento alegre y positivo, charlar sobre las experiencias del día, etc., puede resultar. Le ayudará a distraerse un poco hasta que el sueño llegue. Muchos padres suelen poner pequeñas luces en los enchufes, paredes, o en pequeñas lámparas, para que el niño no está en total oscuridad. Suele tener buenos resultados. Otra alternativa sería regalar al niño un muñeco o un peluche que le haga compañía, o que necesite de su cuidado, le ayudará a sentirse más arropado. Para que el niño se sienta más seguro, no cierre las puertas de las habitaciones o deje alguna luz, de un pasillo por ejemplo, encendida.


Expertos recomiendan juegos en la oscuridad contra el miedo
Algunos expertos en temas de sueños recomiendan a que, durante el día, se cierren las ventanas de la habitación e inventen juegos en la oscuridad. De esta forma se pretende que el niño se familiarice con la ausencia de luz, y disfrute de juegos como las sombras de los dedos en la pared, a encontrar cosas, a adivinar lo que se estar tocando, etc. Inventar secretos para acabar con los monstruos también ayudan al niño a dominar el miedo del oscuro. Cuando se trata de miedos, todo es aceptable y recomendable.

Otra sugerencia sería tranquilizar al niño antes de que se vaya a la cama. Un cuento, una ducha, una canción o una música tranquila pueden ayudar a que relaje. A los pequeños les encantan el masaje también. Nada más favorable y relajante.

Solamente en los casos más graves, cuando el miedo ya impide a que el niño duerma las horas necesarias para su bienestar, o que no funcionen ninguna de las alternativas mencionadas, es que sea recomendable la ayuda y la orientación de un psicólogo.

Los miedos más comunes de los niños

Conozca un poco más de los miedos de tu hijo
Los temores infantiles varían según el niño y las situaciones en las que él vive. Pero, por lo general, los miedos son universales. Empiezan alrededor del primer año de vida, y se presentan con mayor incidencia entre los 4 y los 6 años de edad.

En ese periodo, el niño empieza a tener miedo a los insectos, a los animales, a la oscuridad, a las personas desconocidas, a los fuertes ruidos, a juguetes desconocidos, a los truenos y a las tormentas, a la muerte, etc. Conozca un poco más de cada uno de ellos:


Miedo a las personas desconocidas
Es necesario que hables con tu hijo sobre los peligros reales que tiene el hablar con personas a que no conoce. Pero no debes decirle solamente eso. No aumente sus miedos. Trata de enseñarle algunas reacciones para protegerse de los desconocidos. Por ejemplo: no aceptar caramelos, ni regalos, ni dar la mano, o dar un paseo con esa persona. En el caso de que lo obligue a ello, pedir ayuda a policías y dirigirse siempre a quién le está cuidando en ese momento. Transmítale confianza, seguridad, pero enséñale a ser precavido ante las personas a que no conocen.


Miedo a la oscuridad
Este miedo puede estar relacionado a algún cuento sobre monstruos, brujas, que le ha sido mal explicado. Puede también estar relacionado a las pesadillas, a los sueños, o a algún acontecimiento como el cambio de domicilio, también a las situaciones imaginarias, y a muchas más causas. Hay niños que pasan a sentirse mas seguros si dejas alguna luz cercana encendida. Pues no existe nada que se oponga a ello. Si así quiere el niño por una temporada, no hay nada de malo en eso. Luego se le pasará.


Miedo a los truenos y a las tormentas
Cuando haya tormentas, busca cerrar apenas los cristales de la ventana. Deja que tu hijo pueda ver la lluvia, y hágale contar cuántos relámpagos aparecen en el cielo. Siéntate a tu lado y explícale la verdadera naturaleza de los fenómenos. Explícale el porqué de la lluvia, de los relámpagos, del ruido de los truenos, etc. Y fundamentalmente explícale que esos fenómenos son normales y pasajeros. Y que no les hará daño alguno.


Miedo a los animales
Es muy normal que un niño sienta miedo cuando le acerca algún animal que no conoce. Las distancias deben reducirse muy lentamente, sin que el niño se sienta forzado a ello. Sería conveniente que desde una edad temprana ayudara a tu hijo a familiarizarse con los animales, enseñándole fotografías, luego contándole cuentos en los cuales haya animales, bien como documentales sobre cómo viven y se comportan. El proceso es lento, y se debe tener mucha paciencia. Acércate a un perro, por ejemplo, y acaríciale. Luego propongas a tu hijo que haga lo mismo pero cuando le apetezca. Es importante que enseñes a tu hijo que antes de tocar a algún animal desconocido, se debe pedir permiso a su dueño. Solo él sabrá decirlo si puedes acercarte o no al perro.


Miedos nocturnos
Hay niños que solo consiguen conciliar el sueño si está uno de sus padres acostados con ellos o acostados en la cama de los padres. El miedo a dormirse solo puede estar relacionado a otros miedos, como lo de las pesadillas por ejemplo. Evita excitación excesiva antes de la hora de dormir. Y si tu hijo te llama a gritos en mitad de la noche porque tiene miedo a estar solo, acudas a su lado y trata de relajarle con tranquilidad. No adelantará de nada si acudes nerviosa. Háblale del tema y dale muchísimo cariño.

Los miedos no son motivos para grandes preocupaciones desde que observes que no interfieren en el desarrollo de tu hijo. Pero si alguno de sus miedos no le deja al niño a que haga una vida normal, es probable que necesite de un apoyo psicológico. Y en ese caso, no lo dudes en hacerlo.

El miedo aparece porque hay alguien que lo enseña

Los miedos son, como el amor y el dolor, necesarios en el proceso de aprendizaje y justamente, como tal, son experiencias a que estamos todos, como seres humanos, predestinados a vivir. Lo que ocurre es que estas experiencias toman matices distintos de acuerdo con el ambiente en que se vive. Del mismo modo en que los padres enseñan naturalmente muchas cosas a sus hijos y, una de ellas, es el miedo. Aunque para los padres esta enseñanza es apenas vista como una forma de protección para el hijo. Ejemplo: si el niño se asoma a la ventana, o se mete debajo de las patas de un caballo. En un principio el niño no teme a nada. Solamente a lo que le hiere aprendiendo así la emoción de la que es el miedo.


Los niños aprenden a tener miedo
El miedo está relacionado a un comportamiento de otra persona. Si se hiere un niño eso es una sensación de dolor, pero si el niño cuando va a vivir una situación de riesgo y alguien le avisa con exaltación del peligro, el niño irá pensar para tener miedo. Y eso es emoción. El miedo no es una experiencia directa del niño. El dolor sí. El dolor es un aprendizaje directo y por lo tanto el niño sabe exactamente lo que ocurrirá. El miedo es indirecto, por lo tanto no sabe lo que ocurrirá.


Qué hacer cuando el niño tiene miedo
Como el miedo aparece porque hay alguien que lo enseña, desaparecerá cuando haya alguien que lo disuelva. Jamás una madre que tenga miedo del miedo de su hijo podrá ayudarle a sentirse mas seguro. Tendrá que estar segura primero de que continuar con ese miedo no le facilitará la vida sino que la entorpecerá. Está claro que hay que tener miedo. Es necesario para sobrevivir y diferenciar la realidad de la fantasía. Pero sí a las situaciones reales de riesgo como tirarse por la ventana, salir volando, ser superhéroe, etc.
Es necesario añadir que las diferencias para vivir los miedos siempre serán individuales y muy personales porque habrá niños que aún aprendiendo de situaciones reales con los miedos de sus padres sean más arriesgados que otros y por lo tanto sean menos miedosos. Y a ellos no hay que potenciales a tener miedo y sí enseñarles sus límites. Como por ejemplo: el que no puede tener alas para volar como Superman, etc.


Otros tipos de miedo
Mas que un simple miedo diría yo que podríamos llamar miedos que surgen con los cambios. Ahí lo que ocurre es que por reacción de una situación (cambio de escuela, casa, comida, amigos, lenguaje, etc.) que el niño haya tenido estable anteriormente, de pronto cambia sin previo aviso sin que haya nadie que se haga de mediador en la situación nueva. Como reacción natural de cualquier ser humano a lo nuevo entonces aparece el miedo. La edad que sea, de un niño a un adulto, la reacción es de inseguridad. Cuando hay cambios y no le explican el cambio, como todo esta dado vuelta, pues la reacción más primordial es el miedo.


Cómo deshacer un miedo: ¿Se quita el miedo?
Sí. El miedo es como un "vecino raro" que se instala en la casa. Si es bien recibido seguramente se quedará. Es como un mago. Si le quitas la magia perderá su encanto y dejará de ser un mago. Al miedo, como al "Señor de los Anillos", hay que quitarle el poder. Y el poder siempre esta por algo que desconocemos. La varita mágica es el desconocimiento. Por ello hay que explicar, de una forma lógica, lo que produce miedo al que lo siente. Es primordial para quien quiera disolver el miedo de un niño, quererlo, creerlo, y estar convencido de que puede. Es más: es necesario creer que el miedo no tiene utilidad para el niño dándole una explicación lo más verdadera posible.
Existen distintos miedos en la infancia. Pero en todos los casos, es más fácil explicar el miedo como se fuera un mago, un vecino, algo raro, pero colectivo, para que el niño se quede más centrado.


Estrategias contra el miedo según la edad de los niños

Niños de 4 a 5 años - Contar un cuento inventando algo, un objeto más cercano y conocido por el niño, que sea como una varita mágica para dar seguridad. Ejemplo: en la historia de Dumbo. Le dio más seguridad saber "que para volar solo tenía que llevar la plumita mágica". Así Dumbo perdió el miedo a volar.
Niños de 6 a 7 años - Acompañar al niño en el miedo. Hacer sentir seguridad. Poner humor y/o juegos. Desmitificar. Ejemplos: juego con linterna en la oscuridad. Si el niño imagina la presencia de brujas y/o monstruos, en su habitación durante la noche, juegue con él durante el día, apagando las luces de la habitación y fingiendo ser un detective, o a un pirata en busca del tesoro. Así, poco a poco su hijo se acostumbrará con la oscuridad.
Niños de 8 a 10 años - A estas edades ya se puede explicar los miedos. Y dar autonomía al niño de cómo resolverlos. El niño tiene que implicarse. Sentirse implicado y quererlo. Sentir que su miedo no tiene sentido. Hay que inducir al niño a que encuentre una solución propia. Opine y que invente una solución. Que esté convencido de que su miedo tiene que acabar.

Aparte de todo eso, si después de intentar quitar los miedos de su hijo y ves que eso lo está perjudicando en sus estudios y en su cotidiano, llévelo a un especialista. Y aún, si después de una consulta a un especialista, y descartado todo tipo de orientación por parte de la sicología, psiquiatría, pediatría, etc., es necesario considerar que existen personas más sensibles que otras. Y que se pueden ver influenciadas por emociones de otros o situaciones que estén en el ambiente de lo paranormal.

Lo que no debes hacer cuando tu hijo sienta miedo

No debemos ignorar los miedos de los niños
Tan importante es saber lo qué hacer que lo que NO se debe hacer en cuanto a la superación del miedo de un niño. Es muy importante que los padres respeten y busquen entender los miedos que tiene su hijo. Los miedos son inevitables pero sí controlables si el niño cuenta con la confianza y la ayuda de sus padres y cuidadores.


Consejos que ayudarán a ti y a tu hijo a que superen juntos al miedo
- No asuste a tu hijo con historias de ogros, de fantasmas, de brujas, etc., principalmente antes de acostarle. Tienes que decirle que estos personajes solamente existen en los cuentos y películas..

- No te rías de los temores que tu hijo expresa. Si ridiculizas o burlas de su miedo disminuirá su confianza. Frases como No seas tonto, niños como tu no deben tener miedo de eso, o No tienes vergüenza de tener estos miedos..., no contribuirán para disminuir el temor que él siente. Al revés, le desanimará a compartir sus temores contigo.

- No transmita mas miedo a tu hijo del que ya tiene. Él necesita tener su seguridad y confianza. No ignore sus miedos. No le mienta, por ejemplo, diciéndole que una inyección no le dolerá o algo parecido. Si mientes sobre una situación de miedo le producirá más temor. Ayúdale a prepararse para enfrentar la situación con la verdad y con honestidad. Si tu hijo tiene miedo de irse al colegio, oiga sus razones, llévalo de visita a la escuela, enséñale su clase y habla sobre lo mucho que irá aprender allí.

- No obligues a tu hijo a pasar situaciones que él teme. Los miedos no se superan enfrentándose a la situación de una vez por todas. En lugar de ayudar, algunas veces esto intensifica el miedo. Tu hijo tiene el derecho de acostumbrarse poco a poco a situación que él teme. No le obligues ver una película de la cual él tiene miedo, o que acaricie a un perro que no le gusta.

- No transmita sus temores personales hacia tu hijo. Si tienes miedo a las arañas, tu hijo puede sentirlo. La forma en que enfrentas tus propios miedos le da a tu niño el patrón a seguir para enfrentar situaciones similares.


- No le llames de cobarde o infantil a tu hijo si se muestra temeroso ante cualquier situación. No le ridiculices. Eso no le ayudará en absoluto. Le hará sentirse inseguro, necesitado de cariño, solitario y sin comprensión.


- No le obligues a afrontar su miedo en solitario. Este es un tremendo error. Nunca obligues a tu hijo a entrar a oscuras en su habitación si no quiere hacerlo. Provocarás un aumento de su ansiedad y contribuirás a alargar ese miedo e incluso a perpetuarlo. Además, el sentimiento de no ser capaz de afrontar la situación no le dejará sentirse orgulloso de sí mismo.

- No le des demasiada importancia. Si cada vez que veas un perro te interpones entre tu hijo y el animal e insistes en que tu le defenderás, el niño acabará pensando que todos los perros son realmente peligrosos y no podrá superar su miedo.
- No ignores los miedos de tu hijo. Si así lo haces, el niño se sentirá perdido y solo. No encontrará la forma de enfrentarse al problema y percibirá por tu parte desinterés y falta de cariño y de atención.

Ayuda tu hijo a superar miedos

Para ayudarle es necesario identificar primero de qué tiene miedo tu hijo
En las situaciones de ansiedad y de miedos en los niños, los padres deben tener muy claro que su ayuda es de fundamental importancia en la superación de tales sentimientos. Los miedos no constituyen un grave problema. De ese modo, lo importante es identificar de qué tiene miedo tu hijo y a partir de ahí, posicionarte a su lado para que juntos superéis ese mal momento.


Consejos para ayudar a tu hijo contra los miedos
- Es muy importante que escuches a tu hijo, permitiéndole que exprese todos sus miedos.
- Habla con tu hijo sobre sus miedos. Intenta saber qué es lo que le asusta. Y réstales importancia pero sin ignorarlas.
- Transmítale afecto, protección, tranquilidad, y confianza. De esa forma, tu hijo te contará siempre sobre sus miedos, y podrás ayudarlo a que los supere y crezca mas seguro de sí mismo.
- Estimula a tu hijo a expresar sus miedos sin sentirse ridiculizado ni avergonzado. Para eso es necesario que aceptes los miedos como reales. Háblale por ejemplo de situaciones que le han asustado cuando eras pequeña/o y de sus miedos.
- Enfrenta al problema con tu hijo. Cuando él no sea capaz de hacer algo solo, intenta hacerlo con él para que pueda comprobar que no pasa nada. Si por ejemplo, él no quiere entrar a oscuras en su habitación, dale la mano y entra junto con él.
- No pierdas la oportunidad de enseñar a tu hijo como otras personas actúan con confianza en aquellas situaciones que él teme. Si tu hijo ve a otro niño tocar una hormiga puede que le ayude a perder el miedo a los insectos.
- Premia a tu hijo por cada vez que él consiga avanzar en la superación del miedo. Alaba su esfuerzo, sus logros, su valentía y su decisión. De esta forma estarás animándole y dándole mas confianza.

- Cuando tu hijo esté pasando por una situación de miedo, trata de distraerle con juegos. Por ejemplo: si el miedo que tiene es de la oscuridad, inventa juegos de espionaje o de busca de tesoros con linternas en una habitación oscura. Y cuando él consiga encontrar el tesoro (imaginario), dile lo valiente que ha sido y hazle notar que no ha pasado nada de malo.

- Cuéntale siempre la verdad. A veces es el desconocido y la falta de información lo que provoca los temores a tu hijo. Si él se asusta con los cuentos de ogros, brujas, etc., dile que todos los personajes no existen en la realidad y que viven solamente en los cuentos, en las películas, etc. Le repita muchas veces si es necesario.

Los miedos son sentimientos totalmente normales en los niños y bebés

Si tu hijo sufre por algún miedo es muy importante que le transmita tranquilidad, seguridad, y le ayude a superar a sus miedos con mucho cariño y comprensión. De una forma general, los miedos suelen aparecer en niños de edad comprendida entre los 3 y los 6 años de edad. El niño todavía no entiende el mundo que lo rodea y tampoco es capaz de separar lo real de lo imaginario. En los primeros años de vida, el niño conoce la existencia de personajes a través de los cuentos, películas, etc., y a la vez pasa a inventar compañeros y personajes, e incluso situaciones imaginarias.


Los miedos aparecen y desaparecen en los niños
Algunos miedos llegan a ser perjudiciales al desarrollo del niño, sin embargo hay otros que incluso, pueden hacer con que el niño evite algún accidente: Por ejemplo: miedo al cruzar una calle, miedo de caerse del columpio, miedo a los animales, etc. Son miedos que enseñan al niño a ser mas precavido en situaciones que exigen mas cuidados.

Según algunos investigadores, los miedos aparecen y desaparecen, y a veces sin darnos cuenta de ello. Y cambian a la medida que el niño va creciendo. Los niños empiezan a tener miedo a las personas extrañas, a objetos raros, a los ruidos fuertes, a la oscuridad, y luego empezarán a tener miedo a la muerte, a los monstruos, a los ladrones, etc. Muchos de estos miedos se ven inducidos por el ambiente externo como las películas, los cuentos, las historias de los amiguitos, y otros están fundados en experiencias negativas en casa o fuera de ella, y de hecho pueden servir a los padres como alarma para identificar situaciones de algún maltrato o abuso a su hijo.

Uno de los miedos más habituales en los niños pequeños es la angustiosa separación de sus padres, el miedo al abandono. Cuando su mamá lo deja en una guardería o con otra persona y se marcha, el bebé o el niño no sabe cuánto debe esperar para volver a verla. Y ahí aparece el miedo a la pérdida definitiva ya que el niño no tiene la capacidad de medir el tiempo. Pero a medida que el niño madura va conociendo con mas profundidad la realidad, y así superará sus miedos. Y no se puede acabar con todos sus miedos porque estos también les permiten a entender el mundo y a sentirse mas seguros en su habilidad para luchar contra el miedo.

Torrijas sin gluten para niños celíacos

Recetas de torrijas sin gluten para niños celíacos

Ingredientes de las torrijas sin gluten

300 g de pan de molde sin gluten
11/2 litro de leche
50 g de azúcar
Canela en rama y en polvo
Un trozo de cáscara de naranja
Limón
Huevo
Aceite para freír


Preparación de las torrijas sin gluten
Se pone a hervir la leche, con el azúcar, la cáscara de naranja y limón, y la canela en rama. Una vez hervida, se empapan bien cada loncha de pan, se dejan que escurran un poco la leche y se bañan en huevo batido. Se pone en una sartén aceite con otro trocito de cáscara de naranja, y se calienta.

Una vez caliente, se quita la cáscara de naranja, y se fríen las rebanadas de pan. Una vez doradas se escurren bien y se les espolvorea con el azúcar y la canela en polvo. Se colocan en una fuente un poco profunda, y se les echa encima la leche que nos ha sobrado, para que estén un poco más jugosas. También se les puede añadir un caramelo ligero, vino, o miel.

Tarta de manzana para niños celíacos

Recetas de tarta de manzana sin gluten para niños celíacos

Ingredientes de la tarta de manzana sin gluten

6 manzanas
6 cucharas soperas de leche
4 cucharas soperas de maizena
5 cucharas soperas de azúcar
2 huevos
1 cucharadita de bicarbonato de sodio
50 g. de mantequilla


Preparación de la tarta de manzana sin gluten
Se pelan las tres manzanas y se parten en pedazos, se mezclan con todos los ingredientes y se pasa por la batidora.
Se unta el molde con mantequilla y se vierte la pasta. Adornamos con el resto de las manzanas, previamente cortadas en filetes. Se cuece en horno medio durante 25 o 30 minutos. Cuando esté hecha, se unta con mermelada de melocotón o ciruela.

Recetas de empanadillas sin gluten para celíacos

Receta de empanadillas, sin gluten, para niños celíacos

Ingredientes de la empanadillas sin gluten

- 150 g. de harina sin gluten
- 1 vaso de los de agua: mitad de agua y la otra mitad de vino blanco
- 1 cucharadita de moka de sal
- 25 g. de mantequilla


Preparación de las empanadillas sin gluten
En un cazo se pone a calentar el agua con el vino, la sal y la mantequilla. Una vez que rompe a hervir, se mezcla con la harina sin gluten hasta hacer una masa homogénea, que se tapa con un paño húmedo y se deja reposar durante 20 minutos.

Una vez reposada la masa, se espolvorea harina sin gluten encima de la mesa, y se lamina con un rodillo hasta quedar la masa bastante fina. Se coge un vaso, y se cortan círculos, y se rellena. Se pone con el dedo un poquito de agua en los bordes, se cierran, y se aplastan con los dientes de un tenedor, por los bordes. Se fríen en aceite muy caliente.

Admiten todo tipo de rellenos, dulces y salados. Por ejemplo: atún con tomate, cebolla, huevo cocido, carne picada, queso, etc.

Croquetas sin gluten para niños celíacos

Cómo preparar croquetas para celíacos, uno de los platos que más les gustan a los niños, y sin gluten
Ingredientes de las croquetas sin gluten
150 g. de maizena
1 litro de leche
¼ de gallina y 20 g. de jamón serrano (cocido, de haber hecho un caldo)
Una cucharadita de moka de sal
Sal
Huevo
Pan rallado sin gluten


Preparación de las croquetas sin gluten
En un bol diluimos la maizena con un poco de leche, poco a poco, hasta quedar totalmente disuelta. Trituramos la carne de gallina y el jamón con un poco de leche, con la minipimer, procurando que no quede demasiado triturado. Aparte, ponemos a hervir el resto de la leche con la sal. Una vez que rompa a hervir, añadimos la maizena diluida en la leche y damos vueltas hasta que espese. Después añadimos el triturado de la gallina y jamón. Se coloca en una fuente y se deja enfriar.
Una vez fría la masa, se cogen dos cucharas soperas y se moldean, se pasan por huevo batido, y por el pan rallado sin gluten, y se fríen en aceite bien caliente.

Si se quieren congelar, colocarlas en una fiambrera espolvoreando pan rallado, y colocar separadas unas de otras para poner más pisos. Utilizar papel de aluminio.

Churros sin gluten para niños celíacos

Receta de churros sin gluten para niños celíacos

Ingredientes de los churros sin gluten

1 vaso de harina sin gluten
1 vaso de agua
Sal

Preparación de los churros sin gluten
Hervir el agua, verterla sobre la harina y la sal, remover bien y dejar reposar por 5 minutos.
Poner la masa en una manguera y echarla en la sartén con aceite bien caliente.

Bizcocho de limón sin gluten para niños celíacos

Bizcocho de limón. Recetas sin gluten para niños celíacos

Ingredientes del Bizcocho de limón sin gluten
- 3 huevos
- 1 yogur de limón y ralladura de limón
- 1 vaso de aceite de girasol
- 3 vasos de azúcar
- 3 vasos de harina sin gluten
- Una cucharadita de bicarbonato sódico
* el vaso de yogur sirve de medida


Preparación del bizcocho de limón sin gluten
Batimos los huevos, el azúcar y el yogur, y más tarde se añade el bicarbonato de sodio, el aceite, y por último la harina sin gluten. Es importante que todo se quede muy bien batido.
Se vierte la mezcla en un molde barnizado con mantequilla, y se pone en el horno caliente a una temperatura de 170 grados, durante 30 minutos. Al sacarlo del horno, se espolvorea con azúcar molida.

Albóndigas sin gluten para celíacos

Albóndigas sin gluten. Recetas para niños celíacos

Ingredientes de las albóndigas sin gluten
½ Kg. de carne picada
1 huevo
100 g. de miga de pan sin gluten mojada en leche
2 dientes de ajo
Perejil
Pimienta y nuez moscada al gusto (opcional)
Sal (una cucharadita de moka)
Maizena para freír

Para la salsa de las albóndigas sin gluten
1 cebolla y ½ (grande)
Un vaso de los de agua de caldo
Medio vaso de los de agua de vermouth (rojo) o vino blanco


Preparación de las albóndigas sin gluten
Se mezcla la carne picada con el huevo, la miga de pan sin gluten mojada en leche, los dos dientes de ajo picados, el perejil, se salpimienta, y se forman las albóndigas. Se pasan por maizena, y se fríen en un poco de aceite.
Una vez bien fritas se reservan y en ese mismo aceite se sofríe la cebolla picada. Cuando esté dorada y blanda, se añaden las albóndigas, el vaso de caldo, y el vino o el vermouth. Se deja dar un hervor.

Recetas y comidas para un niño celíaco

La clave de la dieta de un niño celíaco está en el correcto manejo de su alimentación
Si para un adulto ya es difícil de se llevar una dieta sin gluten, imagina lo que significa para un niño dejar de comer alimentos sin harina, como las galletas, las pastas, los alimentos rebozados, etc. Pensando de esta forma, cualquiera se desanima, pero no existe razón para desesperarse. Existen alimentos rebozados, galletas, e pastas, especialmente preparados sin gluten. Tendrá un sabor distinto, pero a todo se acostumbra y se habitúa. Lo que sí es difícil de controlar es la alimentación del niño en la vida social. Por esta razón, exponemos algunos consejos a tener en cuenta en estas situaciones.

La clave del tratamiento está en el correcto manejo de la alimentación del niño. Debe haber una reeducación alimentaría adoptada pelos cuidados del niño y establecida por el pediatra. Con la corrección y una buena elección de los alimentos, el niño puede llevar una vida absolutamente normal. El buen manejo de la alimentación también incluye el control de la alimentación del niño en situaciones sociales variadas. Hay que estar atentos a lo que irá consumir el niño en la excursión, en los paseos, en las fiestas de cumpleaños, en la escuela, en el comedor, campamentos, en la casa de los amigos, vecinos, etc. En estas situaciones especiales es importante que exista un debido control sobre la alimentación que el niño irá consumir.


Reeducación alimentaría del niño celíaco
En la escuela, por ejemplo, se debe informar a los maestros y al director sobre la dieta que se debe cumplir. Hacer con que el niño tenga conciencia de lo que no puede comer y prepararle una merienda especial para que él no tenga que compartir los alimentos de sus compañeros.
Se debe avisar también a los responsables del comedor, solicitando una dieta orientada.

En campamentos y picnic, es importante divertirse y cuidarse, y de fundamental importancia el comunicar a las personas responsables sobre los cuidados que deben tomar.

En los cumpleaños, dependiendo de quién lo organice, resulta conveniente que lleves una merienda exclusiva al niño o darle de merendar antes de la fiesta, sugerir a los anfitriones cuáles son los alimentos prohibidos y los permitidos para tu hijo.

En los viajes de avión se debe consultar con anterioridad acerca de los servicios de catering, si incluyen comidas para celiacos.

Dieta sin gluten para niños y bebés celíacos

La dieta sin gluten debe ser seguida por el enfermo celíaco toda la vida
La dieta sin gluten debe iniciarse después de haber realizado una biopsia intestinal y que se demuestre que existe, sin duda, la intolerancia al gluten.

La dieta debe ser seguida estrictamente durante toda la vida, eliminando cualquier producto que contenga gluten.


Alimentos con gluten que un niño celíaco NO puede comer
Pan, trigo, avena, cebada, centeno, triticale y/o productos derivados como el almidón, harina, panes, pastas alimenticias, bollos, pasteles, tartas, galletas, bizcochos, pastas, sémola de trigo, leches y bebidas malteadas, y bebidas destiladas o fermentadas a partir de cereales (cerveza, whisky, agua de cebada, algunos licores, etc).


Lo que un niño celíaco SÍ puede comer porque no contienen gluten
Carnes y vísceras frescas, jamón serrano, cocido de calidad extra, pescados y mariscos (frescos y congelados sin rebozar), huevos, leche y derivados, cereales sin gluten (arroz y maíz), legumbres, tubérculos, frutas, verduras, hortalizas, grasa comestible, azúcar, miel, aceites, mantequillas, café, infusiones, refrescos, toda clase de vinos y bebidas espumosas, frutos secos, sal, vinagre de vino, especias en rama.


Cuidados y precauciones en la dieta sin gluten
La dieta de gluten toma tiempo para ajustarse y acoplarse a ella. No hay otro remedio que asumir ese compromiso de por vida. Es natural lamentarse por corto tiempo de los viejos hábitos de comida. Pero todo es una cuestión de tiempo para que se pueda acostumbrar a la nueva forma de comer. Mejor pensar solo en lo satisfactorio que es gozar de una buena salud.

Al adquirir productos elaborados, se debe comprobar siempre sus ingredientes. Como norma general, se debe eliminar de la dieta todos los productos a granel, los elaborados artesanalmente, y los que no estén etiquetados o no lleven el listado de sus ingredientes. La manipulación de los alimentos se convertirá en un hábito. En los restaurantes, se ha de tener precaución con lo que se consume. Tortillas de patata pueden llevar levadura, y las patatas pueden ser fritas con el mismo aceite en el que se ha freído croquetas o cualquier otro frito rebozado con harina. En los comedores escolares ya existen menús especialmente preparados para los niños con enfermedad celíaca.

En las casas en las que hay celíaco, se recomiendo eliminar las harinas de trigo y el pan rallado normal y utilizar ingredientes sin gluten para rebozar o preparar salsas espesas. Ante la duda de si un producto contiene gluten no se debe consumirlo.

Tratamiento y control de los niños celíacos

Una dieta libre de gluten es la única forma de controlar la enfermedad celíaca
Para el niño o el adulto celíaco el único tratamiento a seguir para que puedan vivir una vida larga y normal es adherirse a una dieta libre de gluten. Cualquier comida con gluten le causará más daño al intestino. Cuando se elimina el gluten de la dieta, el intestino delgado empieza a curarse y la salud general del paciente mejora considerablemente, dependiendo claro, de la intensidad del daño intestinal que se haya producido anteriormente. Al principio, los síntomas más básicos pueden tardar en remitir.

La curación completa en el caso de las personas mayores, puede tardar hasta dos años. Cuanto más joven sea la persona, más rápida será la curación. Normalmente, en un plazo de tres a seis meses el intestino delgado estará curado, con las vellosidades intactas y funcionando perfectamente. De todas formas, habrá un control más profundo por parte del médico, quien determinará el uso o no de específicos suplementos de nutrición para corregir alguna deficiencia. El tratamiento suele obedecer algunos pasos que serán determinados por el médico, según los datos del paciente como:
- La edad.
- El estado de salud y historial médico.
- La fase de la enfermedad.
- La tolerancia a determinados medicamentos o terapias.
- Sus expectativas para el tratamiento.
- Su estado de ánimo, opinión o preferencia.

La dieta es la única forma de tratar la enfermedad celíaca. Para adaptarse a ella se requiere algunos cambios de estilo de vida. Y también algunos detalles como leer las etiquetas en las comidas para identificar ingredientes que contienen gluten, y estar pendiente de todo lo que va a comer o consumir de un modo general.


Riesgos del gluten para el niño celíaco
La presencia de gluten en la dieta, aunque sea en pequeñas cantidades, aumenta el riesgo de padecer graves efectos secundarios a largo plazo, como por ejemplo, la anemia por deficiencia de hierro, osteoporosis, insuficiencia del páncreas, deficiencia de vitaminas y minerales, y otras.

Síntomas en un niño celíaco

Los síntomas son distintos en cada niño. Lo mejor es consultar el médico
Es muy difícil establecer un cuadro de la sintomatología de la enfermedad celíaca, ya que la dolencia afecta a las personas de distintas formas. Algunos la pueden desarrollar en la infancia y otros no la experimentan hasta la edad adulta. Sus manifestaciones clínicas y funcionales son muy variables y por eso una persona aparentemente sana puede padecer de esta enfermedad sin saberlo.

Los síntomas también se diferencian cuanto a las molestias. Al inicio de la enfermedad, algunos pueden tener constantes diarreas y dolores abdominales, mientras que otros solo presentan irritabilidad, ansiedad o depresión. Y hay también los que solo la detectan cuando la enfermedad se manifiesta por una intensa tensión emocional, cuando necesita una cirugía, o cuando padece de una lesión física o una infección.

En todo caso, la enfermedad celíaca suele provocar síntomas como diarrea, flatulencia excesiva, cansancio, pérdida de peso, y durante la infancia, se puede notar un retraso en el crecimiento en los niños. Aunque cada persona puede experimentar los síntomas de una forma distinta.


Síntomas más comunes del enfermo celíaco
- Diarrea crónica o estreñimiento
- Pérdida de peso, a pesar del buen apetito
- Gas y cólicos intestinales
- Heces malolientes y pálidas
- Retraso en el crecimiento
- Fatiga, debilidad y falta de energía
- Anemia
- Repetidas dolores abdominales
- Hinchazón abdominal
- Anemia inexplicable
- Calambres musculares
- Dolos en los huesos y articulaciones
- Sensación de hormigueo y adormecimiento de las piernas
- Erupción dolorosa en la piel
- Osteoporosis
- Infertilidad
- Defectos en el esmalte dental

Es importante resaltar que estos síntomas pueden ser causados por otros tipos de enfermedades. Para confirmar una posible enfermedad celíaca es necesario realizar métodos diagnósticos más profundos. Por eso siempre consulte a su médico para el diagnóstico.

Los síntomas también varían según la edad. En los niños, por ejemplo, se puede comenzar a detectar la intolerancia al gluten cuando se introduce la papilla en su alimentación. Los niños suelen estar más irritables, y se puede notar una pérdida de peso y de talla. Normalmente, presentan brazos y piernas finas y una barriga más abultada.

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