Cómo resolver este trastorno del sueño infantil
Problemas para dormir son muy comunes durante los primeros años de edad. Ciertos problemas para dormir son más comunes en ciertas etapas de desarrollo y pueden ser resultado de nuevos sucesos y cambios en la rutina diaria. A menos que los problemas para dormir persistan o interrumpan con las actividades diurnas del niño, la comodidad y el calor paternal puede ser todo lo que sea necesario.
El insomnio infantil es un trastorno
El insomnio infantil es un trastorno que se caracteriza por:
- La dificultad para dormirse solo
- Los frecuentes despertares nocturnos y la imposibilidad de volver a dormirse sin la ayuda de los padres
- Los sueños muy superficiales
- Tener menos horas de sueño que las necesarias para su edad
Los niños pueden padecer el insomnio por dos causas principales
- Malos hábitos del sueño. El 70% de los bebés comienzan a dormir más de 4 horas seguidas a partir del tercer mes de vida y el 83% duerme 8 horas al cumplir 5 o 6 meses. Y además, 10% de los niños con un año de edad todavía no duerme la noche entera. En esos casos, los niños deben ser re-educados y estimulados para dormir.
- Alteración de la rutina del bebé o motivos psicológicos provocados por un cambio de casa, el nacimiento de un hermanito, un viaje, o, en los bebés muy activos, cualquier nueva situación como aprender a caminar, a gatear, etc, le causará excitación y no conseguirá dormirse. Los bebés son sensibles y perceptivos y la falta de sueño es el primer síntoma de que algo distinto está sucediendo.
Consecuencias nada agradables del insomnio
Un niño que se despierta con frecuencia durante la noche y cuenta además con la presencia de su madre para hacerle dormir otra vez, ya está teniendo un malo hábito para dormirse. Y teniendo en cuenta que esa situación se repite noche tras noche, semana tras semana, mes tras mes, año tras año, no se puede ignorar que puede desestabilizar la armonía conyugal y por lo tanto, familiar. Cuando eso sucede los padres recurren a las técnicas mas lógicas desde darle agua hasta dejarse acariciar el pelo, etc. Pero eso solo lleva a que el niño va creciendo y exigiendo nuevas demandas. Es ahí cuando surge la sensación de frustración, de culpabilidad, de irritación, e incluso de rechazo hacia el niño. Cuanto a los niños, se muestran mas irritables, ansiosos, inseguros, con gran dependencia hacia la persona que los cuida.
viernes, 22 de febrero de 2008
El insomnio de niños y bebés
Etiquetas: Sueño
Los problemas del sueño infantil
Ayuda a tu hijo a que supere los terrores nocturnos y las pesadillas
Nuestra mente no para aunque estemos durmiendo. Durante el sueño, continuamos organizando informaciones, asimilando imágenes, recuerdos y pensamientos, en nuestra memoria. En el sueño no hay límites de conciencia. Tanto podemos encontrar la solución a algún problema o una vía de escape a una situación difícil.
En el caso de los niños esos problemas pueden estar relacionados, en su mayoría, con los hábitos irregulares de dormir o con la ansiedad de irse a la cama y quedarse dormidos. En su primera etapa de desarrollo infantil, la hora de acostarse representa la hora de la separación. Y es cuando aparecen los problemas durante el sueño infantil.
Pesadillas de los bebés y niños
Por lo general, las pesadillas empiezan a los dos años aunque sean mas comunes en niños de tres a seis años de edad. No se sabe la causa, pero dicen que están relacionadas con el estrés y la ansiedad de los niños.
Las pesadillas ocurren durante el sueño ligero. Y su frecuencia es muy relativa. Hay niños que las tienen muy seguidas, otros menos, y otros no llegan a tenerlas. En la mayoría de los casos los padres no se deben preocupar por eso. Lo importante es saber que es lo que debe hacer en el caso de que su hijo la tenga. Aquí tenemos algunas sugerencias:
Prevención: Los padres deben estar atentos a lo que miran sus hijos en la tele, especialmente antes de la hora de irse a dormir.
Estar preparados: Como las pesadillas no se pueden evitar y no avisan cuando vienen, los padres deben estar seguros de oír a sus hijos por si lloran durante la noche. Y acudir enseguida.
Atender a los niños: Los padres deben atender a sus hijos lo mas pronto posible. Los niños necesitan de ayuda y de consuelo.
Tranquilizar al niño: Los niños deben sentirse protegidos. Háblales con voz calmada y confortante y que sepan que te quedarás con él si así lo desea, pero que está bien que vuelvan a dormirse.
Quedarse con el niño: Se debe quedar con él hasta que se haya calmado y vuelvan a dormir.
Mantener la calma: Aunque sea desconcertante para los padres el ser despertados súbitamente por gritos y el llanto de sus hijos, hay que mantener la calma. Los niños notarán si los padres se encuentran nerviosos. Y no les servirá de nada. Solo los padres calmados podrán ayudar a sus hijos.
Charlar acerca de la pesadilla: Si los niños desean podréis charlar con ellos acerca de sus pesadillas. Los padres deben ayudar a sus hijos para que piensen y discutan formas de sobreponerse a las cosas que en el sueño los asustaron. Deben ayudarlos a que inventen un final feliz para el sueño.
Lo que NO se debe hacer
- No los despierte. Si los niños lloran pero todavía están dormidos no es necesario despertarlos. Debes quedarse con sus hijos hasta que despierten o se vuelvan a dormir en paz
- No los lleva a su cama. Y tampoco se suba a la cama de ellos. Esto puede dar a los niños la impresión de que deben temer a sus propias camas y darles malos hábitos.
- No les diga que las pesadillas no son reales. Tampoco decirles que fue solo un sueño. Lo que si pueden hacer los padres es explicarles lo que es un sueño y que todos lo tenemos.
Terrores nocturnos
Los terrores nocturnos afectan a un 3% de los niños, principalmente entre los 4 y 12 años, se resuelven espontáneamente en adolescencia. Suelen aparecer a primeras horas de la noche. El niño está agitado, llora, grita, suda y se percibe que está angustiado. En los terrores nocturnos, muy frecuentemente, el niño no recordará nada de lo que le ha causado ese malestar, por tanto no se les debe interrogar esperando que nos cuenten lo sucedido. Si insistimos no generaremos más que confusión. Hay que diferenciarlo de las pesadillas, que se producen más frecuentemente al final de la noche, y donde el niño puede contarnos lo que ha vivido en el sueño (ensueño).. Los terrores nocturnos pueden ser desencadenados por fiebre, falta de sueño y medicamentos que actúen a nivel del sistema nervioso central
Niño sonámbulo
El niño sonámbulo se levanta de su cama y permaneciendo dormido hace actividades que pueden ser habituales. La edad más frecuente de aparición es entre los 4 y 8 años y se resuelve espontáneamente en la adolescencia.. La fiebre, la falta de sueño y algunos medicamentos actúan como factores causantes. Se debe consultar para establecer estrategias que eviten riesgos en estos niños.
Niños que hablan dormiendo
La somniloquia se trata de la emisión de palabras durante el sueño. No constituye ningún problema y no requiere tratamiento.
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¿Dormir en la cama de los padres?
¿El bebé o niño debe o no dormir en la cama de los padres?
Enseñar al niño a que se duerma solo, teóricamente, es lo mismo que enseñarle a comer, a ducharse, a cambiarse él solito. El sueño también es un hábito, muy necesario, que entra en la vida del niño y que, como todo lo demás, debe ser bien orientado desde el principio. Un niño que no duerme bien, es decir, que no concilia el sueño en su camita, da el mismo trabajo que otro que no quiere sentarse a la mesa o que monta un escándalo para irse a la ducha.
Muchos padres cometen el error, por variados motivos no siempre justificables, de llevar al bebé a su cama. Según algunos expertos en sueño infantil, el bebé ya debe ser puesto en su cuna desde su primer día en casita, para evitar a que se acostumbre a dormir con los papás. En determinadas circunstancias, muy puntuales, cuando el bebé está enfermo y los padres se sienten más tranquilos por tenerlo más cerca o porque en el medio de la noche el bebé se despierta asustado, se puede tolerar a que el niño o la niña se duerma en la cama de sus padres, pero mucho cuidado para que eso no se convierta en un hábito. Los niños son muy listos y pueden aprovecharse de la situación. Y para cambiar la realidad os costará muchísimo.
La rutina es lo mejor
Para que el niño no se acostumbre a dormir en la cama de sus padres es necesario llevarlo de vuelta a su cama cuantas veces sea necesario, sin hablar ni discutir. Los niños se comportan mejor cuando identifican un modelo en el que puede confiar. Enseñarles a dormir siempre a la misma hora, en su camita, con o sin osito o mantita, les ayuda a entender lo que se espera de ellos. La rutina es lo mejor en estos casos. Evitará situaciones de ansiedad, y de innecesarias negociaciones. Una buena rutina a la hora de dormir puede durar de 15 a 30 minutos. Entre la ducha, los mimos, la limpieza de los dientes, los cuentos o las músicas, las oraciones, y lo que os ocurra, el niño seguramente conciliará el sueño más tranquilamente. Intenta mantener la rutina en los mismos horarios todos los días. Así estará educando el sueño de tu hijo.
Es conveniente que el bebé o el niño pequeño se duerma siempre en el mismo lugar. El cambio de lugar, de cama, etc., puede dificultar el desarrollo de su modelo de dormir. En el caso de padres separados, como no se puede compartir el mismo lugar, es recomendable que se esfuercen para mantener la misma rutina cuanto a los horarios y las costumbres. Cojines, mantas, y objetos de estimación similares, y empleados a la misma hora. Es necesario seguir la misma estructura y rutina a la hora de dormir.
No es bueno dormir con los padres
Para los niños es una maravilla dormir con sus papás. Pero si ese hábito se convierte en una rutina, puede haber consecuencias no muy agradables. Dormir en la cama de los padres generalmente está contraindicado. Es necesario enseñar a los niños nociones de privacidad desde la más temprana edad. Cuando es todavía un bebé se puede hacer algunas concesiones, pero a partir de los 3 años de edad, dormir con los padres, puede hacer con que el niño o la niña no desarrolle su individualidad ni la seguridad en sí mismo. Se puede convertirse en un niño dependiente, e inseguro.
¿Puedo dormir aquí?
Muchos niños sufren por la noche, con los miedos a la oscuridad, a los imaginables "monstruos", etc. El niño debe aprender a superar sus miedos, con la ayuda de sus padres. Y esta ayuda consiste en hacer con que el niño se enfrente y no huya de la situación. Hay que tener mucha paciencia, pero también mucha firmeza y persistencia. Todo es una cuestión de tiempo. Cuando el niño tenga miedo es preferible que quedes un rato en su cama para tranquilizarlo que llevarlo a la cama de los papás.
Dormir en su habitación, para ellos, es estar "lejos" de papá y de mamá. Es separarse de ellos.
La hora de dormir es entendida por ellos como la hora de separarse de los padres, de sus hermanos, de sus juguetes, y de todo lo que podría estar haciendo. Esta es la razón por la que la mayoría de los niños se vaya a la cama siempre protestando. Por eso, como cualquier otra necesidad, el dormir solo también se aprende. Lo ideal es que entre los tres y los seis meses de edad el niño ya esté durmiendo solo o con sus hermanos. Para los niños eso significa dar un paso a la autonomía; para los padres es recuperar intimidad. Superada esta primera etapa, podrá aparecer otras. Por ejemplo: cuando el niño ya consigue salir de la cuna y camina. Esta otra etapa suele aparecer entre los 12 y los 18 meses de edad. Luego, la conocida ansiedad de separación irá decreciendo poco a poco a los tres años de edad. Y a los cuatro años empezarán a aceptar la separación parcial de sus padres porque a esta edad ya van al colegio, y van a jugar a la casa de amiguitos.
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La siesta de los bebés y niños
El descanso oportuno de la media mañana o de la media tarde
El escritor español Camilo José Cela decía que la siesta es el yoga ibérico. El momento sagrado para relajarse. En realidad es una costumbre muy antigua. La palabra siesta procede de la expresión "hora sexta" que usaban los romanos para identificar el periodo entre las 14 y las 16 horas. Tradicionalmente es en este espacio de tiempo que se echa la siesta.
"La siesta es un período en el que el cerebro precisa de un breve descanso (entre las dos y las cuatro de la tarde.)Por eso tenemos sueño en este periodo de tiempo. La digestión produce un pequeño estado de sueño que se une a la siesta", afirma el conocido neurofisiólogo Eduard Estivill, quien acredita que "la siesta para los niños hasta los cinco años es imprescindible".
Es muy difícil encontrar un bebé al que no le guste echar una siesta después de comer o después de una jornada de mucha actividad. Los expertos insisten que el sueño de los niños es tan importante cuánto su alimentación. Al dormir, los niños reponen energías y relajan al mismo tiempo. El hábito de "echar la siesta" es fundamental para su desarrollo. Por esta razón, los padres deben insistir a que sus hijos echen la siesta por lo menos, según los expertos, en los cinco primeros años de vida.
El momento ideal para una siesta
La observación es lo primero. Busca identificar en tu bebé algunas señales que indiquen que él tiene sueño. Señales como: demasiada quietud, inapetencia por el juego, deseo de acostarse, irritabilidad, bostezos, restregamiento de ojos, interés por el chupete o el biberón, etc. Cuando el bebé presente algunas de estas señales, no esperes mucho para acostarle. Un bebé muy cansado encontrará dificultades para conciliar el sueño. El primer paso para el estreno de una siesta es trazar una rutina cuanto al horario, el ambiente, los hábitos. Se empieza creando un ambiente adecuado para su descanso. Su habitación debe estar tranquila, confortable y a una temperatura agradable. Si el bebé cogió la costumbre de dormir con una toallita, mantita, el chupete, o un peluche, estimula este hábito. El bebé conciliará el sueño con más rapidez y profundidad. Hay bebés que son inducidos al sueño a través de una música tranquila. Toda vez que sus padres ponen determinada música él sabe que es hora de su siesta.
Cada bebé o niño es un mundo distinto. Reaccionan de diferentes formas a sus necesidades de sueño. Pero, normalmente, suelen obedecer a algunos horarios de siesta. Por ejemplo, el bebé que suele echar tres siestas durante el día, por lo general duermen a media mañana, después de la comida, y después de los juegos de la tarde. En el caso de los bebés que echan dos siestas, normalmente son a media mañana y luego después de la comida. Y en el caso de una sola siesta, el horario preferido es por la tarde. Todo dependerá de la edad que tenga el bebé y del ambiente donde esté. Cuando lleves a tu bebé a un parvulario, no dejes de informarte sobre las horas de siestas.
Atención y cuidados a tomar en la siesta
Está claro que la siesta es una costumbre muy gratificante para el bebé y sus padres. Pero, como todo hábito es necesario que sea también bien orientado. Para eso, es fundamental que se eduque al bebé en este sentido, más que nada para que la siesta de la tarde no altere el sueño nocturno. Las siestas regulares pueden mejorar el sueño de la noche. La obediencia a una rutina es esencial. Del mismo modo que la alimentación y el baño, la siesta también debe tener un horario establecido desde el principio. Si deseas que tu bebé se duerma después del biberón de medio día, crea un ambiente adecuado para ello. Para la siesta, la habitación del bebé no debe estar totalmente oscura. Deja que pase algo de luz a su interior. Así, el bebé sabrá diferenciar la siesta del sueño nocturno.
Duración de las siestas según la edad
La siesta es una necesidad para la mayoría de los bebés y a muchos niños. En el cuadro abajo, tienes una tabla de orientación acerca de la cantidad / día, y del tiempo de siesta que normalmente duermen los bebés y niños.
EDAD 4 M 6 M 9 M 1 A 2 A 3 A 4-5 A
Siestas día 3h 2h 2h 1 o 2h 1h 1h 1h
Nº horas 4h-6h 3h -4h 2,5-4h 2-3h 1h-2h 1h-1,5h 0,5-1h
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Cambio del bebé de la cuna a la cama
El desarrollo del bebé es lo que le impulsará al cambio de la cuna a la cama
Es muy común, después de que el bebé empieza a dar sus primeros pasos, que su agilidad se vea redoblada. En esta etapa, el bebé probará una libertad mucho más grande de movimientos, lo que le dará más curiosidad por otras cositas y otros lugares de la casa, hasta llegar al punto de poder salir él solo de su cuna. Su desarrollo es lo que le impulsará al cambio de la cuna a la cama. Un cambio que, por regla general, suele tener lugar a los dos o dos años y medio, o cuando el niño siente que la cuna ya no tiene tanto espacio para que él se duerma y se estire.
Muchos niños, especialmente los que tienen hermanos mayores, suelen dar este gran paso incluso antes de los dos años, por el simple deseo de imitar, querer hacer y portarse de igual manera que a su hermano mayor. Se sienten más estimulados a subir este gran escalón hacia la independencia.
Otros niños, al contrario, aunque les guste estar en camas grandes como la de sus padres, e incluso acepte la idea de irse a dormir en una cama sólo para él, se resisten a salir de la cuna. Eso es una reacción muy normal, ya que fue en la cuna donde él aprendió a conciliar el sueño, donde se siente protegido, arropado, y más seguro. La cuna ha sido su primer "madriguera".
Estimulación y participación
Para animar y estimular un niño a que acepte un cambio nada mejor que dejarle que participe en la toma de algunas decisiones. En el caso de la cama, lo ideal es dejarle colaborar en todo lo que se refiere a la nueva cama. El niño podrá ayudar a elegir su nueva cama, elegir los colores y estampados de las nuevas sábanas, etc., ayudar en el desmonte de la cuna y saber donde la van a guardar, y así con todo.
Dependiendo del niño, hay casos en los que se necesita un periodo de adaptación, es decir, que el niño se vaya habituando paulatinamente a la nueva situación. Mientras sigue durmiendo por la noche en su cuna, déjale que juegue o duerma la siesta en la cama, hasta que se sienta más seguro en ella y haga el cambio definitivo. Al mismo tiempo, es necesario explicarle los motivos del cambio, valorando siempre su crecimiento y su tamaño.
Y como si eso fuera poco, no dejes de llevarle a su cama el muñeco, la mantita o el juguete con el que dormía en la cuna.
La mejor cama para tu hijo
No existe en el mercado una cama ideal para los niños. La cama ideal es aquella que se adapte al crecimiento de vuestro hijo y al espacio que tenéis en su habitación, que su precio esté dentro de lo esperado, y que sea funcional.
Sin embargo, a la hora de elegir la cama para tu hijo, tengas en cuenta algunos consejos para su seguridad:
1- Que la cama no tenga esquinas puntiagudas que puedan hacer daño al niño.
2- Que en la cama se coloque una barandilla en una o en sus dos laterales, para evitar que el niño corra el riesgo de caerse.
3- Que la cabecera sea lo más sencilla posible, evitando los barrotes que ofrezcan peligro al niño
4- Que entre la cama y el colchón no queden espacios donde el niño pueda apretar una mano o un pie.
5- Que la cama no sea muy alta para evitar riesgos de algún golpe a los niños.
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Cómo ayudar al niño a que se duerma bien
Consejos de cómo ayudar al niño a que se duerma bien
Uno de los momentos más difíciles del día es la hora de acostar a los niños. Es normal que ellos, por cualquier motivo, se resistan a dormirse. O porque desean estar más tiempo con sus padres, o con los hermanos, o viendo la tele, o charlando y contando historias, etc. Pero, a los niños pequeños, hay que educarles en ese sentido para evitar mayores problemas después. Todo dependerá de los padres, de cómo abordar el tema y hacerles partícipes en ello.
Sugerencias sobre cómo ayudar al niño a que se duerma
1º- Establecer una rutina que incluya un período de tranquilidad antes de la hora de dormir.
2º- Evitar o reducir al mínimo el acceso a la televisión o a los videojuegos antes de dormir.
3º- Establecer un horario para dormir todos los días, ayudará al niño a mantener una rutina. Tener rituales para dormir son maneras efectivas para empezar a formar los buenos hábitos.
4º- Permita al niño, si así lo desea él, que lleve un juguete, un osito, o su manta favorita a la cama.
5º- Controlar que la temperatura en la habitación sea agradable y que la ropa sea cómoda.
6º- Consentir en dejar una luz encendida, la puerta entreabierta, o un vaso de agua al lado de la cama, si el niño se lo pide.
7º- Evitar dormirse con el niño. Le hará más difícil acostumbrarse a dormir solo.
8º- No acudir cada vez que el niño llama o se queja. Si es así, le estará acostumbrando a llamar sin necesidad. Debes estar atento siempre y acudir solo cuando hayan signos de problemas reales como las pesadillas, el sonambulismo, etc.
Esas claves les ayudará a dormir a los niños. Pero no hay que olvidarse de que de nada servirán si los padres no las establecen con seguridad. Los padres, antes de todo, deben estar muy seguros y convictos de lo que están estableciendo a sus hijos. Sino apenas serán actitudes o palabras vacías. Y el niño necesita sentirse seguro, si posible, en todos los momentos del día, y especialmente en la hora de dormirse.
Los padres deben establecer rutinas consistentes, como regular la hora de acostarse y cómo hacer dormir a su hijo. Si cuando bebé su hijo se duerme si lo mecen, a medida que crece, los padres deberán orientarlo para que se duerma sin mecerlo. En caso contrario, el niño les va a dar mucho trabajo para dormirse solo.
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Cúanto debe dormir un niño o un bebé
La cantidad de horas en las que duerme un niño depende mucho de su carácter
Cuando nos preguntan sobre la cantidad de horas que un niño necesita dormir no podemos contestar con exactitud el tiempo requerido, porque el descanso de cada niño varia según su organismo. Es una cuestión de carácter individual. Y dependerá de su edad, actividades, hábitos y costumbres, estado de salud y el ambiente en el cual vive.
Cada persona tiene su propio "reloj" que regula sus periodos de sueño. Sin embargo, si hablamos del sueño infantil de una forma general, se puede seguir una norma, de carácter solamente orientativo:
Horas de sueño de los niños y bebés
- Los recién nacidos, por ejemplo, necesitan de 16 a 20 horas de sueño diario.
- Los bebés, en el tercer mes, necesitan de 14 a 15 horas diarias de sueño
- Los bebés, en el sexto mes, requieren unas 14 horas por día, siendo entre 10 y 12 horas por las noches, y entre 2 y 4 horas de siesta. En esta etapa, si el niño ha sido bien acostumbrado, podrá dormir toda la noche de un "tirón".
- Los niños, al primer año de vida, duermen de 13 a 14 horas diarias, siendo la siesta de una o dos horas.
- Los niños, a los 2 añitos de vida, duermen entre 12 y 13 horas, con una hora de siesta.
- Los niños, a los 3 años de vida, necesitan dormir de 10 a 12 horas diarias.
- Los niños que se encuentran en la etapa escolar, de primer a segundo año básico, necesitarán entre 9 y 10 horas diarias de sueño.
- Los niños entre el tercer y cuarto año básico, de 8,5 a 9 horas.
- Y los niños de quinto a sexto básico, entre 8 y 8,5 horas. Una proporción que se debe mantener hasta la edad adulta.
La calida del sueño del bebé
Para saber si el niño duerme lo necesario, los padres deben prestar atención a la calidad de su sueño y a los síntomas que puede presentar durante el día. El fisiólogo chileno, Enio Vivaldi, recomienda a que los padres presten atención a los siguientes síntomas:
- El niño se levanta con dolor de cabeza.
- Le cuesta mucho despertar y quiere seguir durmiendo.
- Le cuesta demasiado despejarse.
- Presenta somnolencia diurna.
- Se queda dormido en clases o durante trayectos cortos en el coche, etc.
- Presenta problemas de atención y de conducta en la escuela.
Si los niños presentan estos síntomas y además se muestran mas nerviosos e irritados que lo normal, eso quiere decir que su sueño es insuficiente o que padecen de algún trastorno del sueño. En este ultimo caso se debe buscar a un especialista para que os oriente para regular el sueño del niño.
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Cómo debe dormir los niños y bebés
Unos horários y hábitos bien definidos pueden ayudarlos a que sientan más seguros
Lo primero, después de establecida una rutina, con horarios y hábitos que hagan sentir mas seguros a los niños, es hacer con que ellos se acostumbren a ella, para irse a la cama. Para eso es necesario conocer al niño, observarlo, y así descubrir lo que le ayuda a sentirse mas calmo.
Hay niños que no pueden dormir sin oír el viejo casete de música suave y calmada. A otros, les encantan que les cuenten cuentos antes de dormir, y otros aún que duermen con solo rascarles la espalda. Todo dependerá de los hábitos que sus padres hayan adoptado y mantenido.
Los bebés generalmente duermen cuando se sienten cansados. Si tienen dificultad para relajarse y quedarse dormidos, o si llora un poco, pero se queda acostado en la cama, trate de hacer silencio o salga del cuarto sin hacer ruido. Pero si continua llorando, ayúdelo a dormirse, aunque sea con un chupete. Costará un poco de tiempo pero si se mantiene el hábito, el bebé se sentirá más seguro y se dormirá.
El niño le gusta más jugar que dormir
A los niños de 1 o 2 años, les gusta jugar más que dormir. Para hacerles dormir en esta etapa, lo mejor es calmarles leyéndoles libros de cuentos infantiles al acostarles. O simplemente cantarles alguna nana.
En la edad preescolar lo mejor es relajarles jugando con la imaginación. Pídales que cierren los ojos y se imaginen en algún escenario de la historia que le vas a contar. En un bosque, o en la isla del país de Nunca Jamás, o nadando en el fondo del mar.......
A los niños de edad escolar, la rutina estará muy determinada. Pero eso no quiere decir que un día el niño no vaya a salir con la suya. Lo mejor para relajarles es leerle historias o que las lean ellos mismos.
El ambiente es muy importante a la hora de acostar al niño. La habitación debe tener una temperatura adecuada (17-20ºC), respetando las normas de prevención de la muerte súbita. A partir de los 3-4 meses es conveniente que el niño duerma en su habitación si es posible. De no serlo, es recomendable establecer mediante algún separador el espacio del niño en la habitación de los padres.
La utilización de una ropa de dormir adecuada a la estación también ayudará al niño a conciliar el sueño. Un niño poco o demasiado arropado puede que tenga la necesidad de despertarse por no encontrarse cómodo, y seguramente se sentirá angustiado y irritado.
Si existe la necesidad en el niño de dormir con un muñeco, una mantita, o simplemente con el chupete, hay que respetarle. Muchas veces el niño necesita de algo que le dé más seguridad. Y eso es lo que más necesitan los niños para tener una buena noche de sueño.
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Cómo debe dormir los niños y bebés
Unos horários y hábitos bien definidos pueden ayudarlos a que sientan más seguros
Lo primero, después de establecida una rutina, con horarios y hábitos que hagan sentir mas seguros a los niños, es hacer con que ellos se acostumbren a ella, para irse a la cama. Para eso es necesario conocer al niño, observarlo, y así descubrir lo que le ayuda a sentirse mas calmo.
Hay niños que no pueden dormir sin oír el viejo casete de música suave y calmada. A otros, les encantan que les cuenten cuentos antes de dormir, y otros aún que duermen con solo rascarles la espalda. Todo dependerá de los hábitos que sus padres hayan adoptado y mantenido.
Los bebés generalmente duermen cuando se sienten cansados. Si tienen dificultad para relajarse y quedarse dormidos, o si llora un poco, pero se queda acostado en la cama, trate de hacer silencio o salga del cuarto sin hacer ruido. Pero si continua llorando, ayúdelo a dormirse, aunque sea con un chupete. Costará un poco de tiempo pero si se mantiene el hábito, el bebé se sentirá más seguro y se dormirá.
El niño le gusta más jugar que dormir
A los niños de 1 o 2 años, les gusta jugar más que dormir. Para hacerles dormir en esta etapa, lo mejor es calmarles leyéndoles libros de cuentos infantiles al acostarles. O simplemente cantarles alguna nana.
En la edad preescolar lo mejor es relajarles jugando con la imaginación. Pídales que cierren los ojos y se imaginen en algún escenario de la historia que le vas a contar. En un bosque, o en la isla del país de Nunca Jamás, o nadando en el fondo del mar.......
A los niños de edad escolar, la rutina estará muy determinada. Pero eso no quiere decir que un día el niño no vaya a salir con la suya. Lo mejor para relajarles es leerle historias o que las lean ellos mismos.
El ambiente es muy importante a la hora de acostar al niño. La habitación debe tener una temperatura adecuada (17-20ºC), respetando las normas de prevención de la muerte súbita. A partir de los 3-4 meses es conveniente que el niño duerma en su habitación si es posible. De no serlo, es recomendable establecer mediante algún separador el espacio del niño en la habitación de los padres.
La utilización de una ropa de dormir adecuada a la estación también ayudará al niño a conciliar el sueño. Un niño poco o demasiado arropado puede que tenga la necesidad de despertarse por no encontrarse cómodo, y seguramente se sentirá angustiado y irritado.
Si existe la necesidad en el niño de dormir con un muñeco, una mantita, o simplemente con el chupete, hay que respetarle. Muchas veces el niño necesita de algo que le dé más seguridad. Y eso es lo que más necesitan los niños para tener una buena noche de sueño.
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Sonambulismo y los niños
Uno de cada 10 niños en edad escolar habrá caminado dormido por lo menos una vez
Se trata de un trastorno del sueño que hace con que un niño, parcialmente dormido, se despierte durante la noche, se siente en la cama con los ojos muy abiertos y con una mirada firme, pudiendo caminar por su cuarto y hacer otras cosas, sin recordarse después de lo que hizo. El niño puede sentarse en la cama, jugar con su ropa, circular por la casa, abrir y cerrar puertas, vestirse o desvestirse, apagar o encender luces, moviéndose con poca coordinación. Hay niños que son capaces incluso de salir a la calle. Si intentas hablar con un niño sonámbulo, normalmente no te contestará. Puede que emita algunos susurros, pero serán ininteligibles. Ese trastorno normalmente ocurre durante la etapa más profunda del sueño.
Las causas del sonambulismo
Uno de cada 10 niños en edad escolar habrá caminado dormido por lo menos una vez. El sonambulismo puede ser ocasionado, en muchos casos, por alguna interrupción de los patrones regulares del sueño o por algún estado febril. En la infancia, ese trastorno no está relacionado con problemas psicológicos ni emocionales, y es muy difícil que esté relacionada a una epilepsia del lóbulo temporal. De una forma general, es inofensivo y tiende a desaparecer con la edad.
Los cuidados con el niño sonámbulo
Si por la noche encuentras a tu hijo caminando por la casa dormido, lo primero que debes hacer es conducirlo cuidadosamente de regreso a su cama. En el camino, para evitar que el niño se lesione, se tropiece o se choque contra la pared o algún mobiliario, remueva los objetos peligrosos o que estén impidiendo su pasaje. Mantenga las ventanas y las puertas cerradas con llave para evitar que el niño se escape, y no hagas ruidos que puedan despertarlo. Eso podría asustarle. Jamás sacuda al niño o le trate como a un enfermo. Y no permita que tu hijo se duerma en la parte superior de una litera o tenga libre acceso a una escalera, por la noche. Busca mantener una rutina a la hora de dormir, priorizando el descanso de tu hijo, y así poder solucionar el problema.
Se debe buscar ayuda médica solo en los casos en que persista el sonambulismo y que la situación sea incontrolable.
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Cómo es el sueño en la infancia. El sueño es importante porque cumple una función reguladora en el organismo
Cuando hablamos de sueño infantil nos referimos al período diurno o nocturno durante el cual los niños descansan, asimilan y organizan lo visto y aprendido, maduran física y psíquicamente, e inician y ejercitan su independencia del mundo exterior y de sus padres, por un tiempo que es variable según su edad y conducta.
El sueño cumple una función reguladora y reparadora en el organismo. Es esencial para el control de la energía y la temperatura corporal. El sueño reabastece y restaura los procesos corporales que se han dañado durante el día.
El sueño consta de dos fases:
El sueño REM
Sueño de movimientos oculares rápidos (REM, siglas en inglés): Es la fase activa del sueño, en la que el cerebro permanece activo. Y también la más corta.
El sueño NO REM
Sueño NO REM. Es la fase tranquila y profunda del sueño. Y también la más larga.
El sueño está dividido en cuatro etapas que se van profundizando progresivamente, duran cerca de 90 minutos cada una y que siempre obedece a un mismo orden: sueño REM (más liviano y corto) y el sueño NO REM (más profundo y largo). Lo que quiere decir que todos los bebés transitan por ciclos de sueño superficial y profundo durante una misma noche. Conforme el bebé vaya creciendo, lo normal es que los sueños REM vayan disminuyendo y que los NO REM vayan aumentando. A la edad de 4 meses, por ejemplo, el bebé consigue dormir 3 o 4 horas seguidas.
Durante los 90 minutos de sueño profundo acompañado en los extremos por el sueño liviano, el bebé experimenta un estado de semialerta. En estos momentos es cuando el bebé está propenso a despertarse. Pero minutos después, entrará en la fase más profunda completando su descanso nocturno de casi 8 horas.
Así que hay que respetar esos intervalos no interrumpiéndolos, para que se conviertan en una costumbre. Hacer con que el niño concilie el sueño es una tarea difícil, un verdadero desafío. Pero si se respeta su ritmo todo será más fácil. Un recién nacido, por ejemplo, ya tiene un modo propio de dormir y de despertarse. A los padres cabe generar el ambiente apropiado para que este mismo modo permanezca. Si al despertarse el bebé no encuentra una respuesta inmediata, se verá obligado a encontrar su propia rutina para seguir durmiendo.
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