miércoles, 20 de febrero de 2008

Miedo por la ausencia de la madre

Cuando el hijo llora la ausencia de su mamá
Mamá se va...pero vuelve.
Quisiéramos evitarle a nuestros hijos todas las penurias, las dolencias, las heridas, las desilusiones, pero…esto no es posible. Tampoco queremos que crezca en un mundo imaginario. Entonces ¿porqué no enseñarles desde pequeños a aceptar las frustraciones y los miedos con los que se encuentra desde el nacimiento?

- Mamá no es una presencia continua. Va y viene. Aparece y desaparece.
- En la ausencia de mamá, está el osito de peluche, o una música, o el dedo para chupar o la manita que acaricia la oreja: todo eso que no es mamá pero que me la recuerda.
- Si la ausencia se prolonga demasiado, sobreviene la sensación de vacío, el recuerdo de mamá se apaga.
- Si mamá no desaparece ni un ratito, no hay espacio para aprender a hacer algo creativo con su ausencia, inventar juegos, sonidos, gestos que me representen a mamá.
- Es necesario que pierda un rato a mamá para saber que después la recupero. Pues si no la pierdo nunca: ¿ cómo sé que ella vuelve?


Juegos contra el lloro
Todos los que estamos en contacto con niños comprobamos una y otra vez el atractivo que tiene para ellos (a partir de los 6 meses) jugar a "Cucu-tras", es decir, ¿dónde está el bebé?", ocultando el rostro, y escuchar su carcajada cuando lo descubrimos. Alrededor de los 9 meses su juego preferido es arrojar objetos bien lejos y pedir que se los acerquen de nuevo.

Más grandes, conservan el placer de jugar a las escondidas, en todas sus versiones. Estos juegos divierten tanto a los niños, porque les permiten atravesar esa dosis de angustia que genera no ver el rostro o el objeto o al que está escondido, y disfrutar de la alegría de recuperarlo. Son experiencias que dejan una enseñanza: las cosas, las personas, la salud, el llanto, la alegría, la tristeza: van y vienen, aparecen y desaparecen…pero siempre habrá a mano "un osito de peluche".

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